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Deseos para los Reyes Magos

07/01/2020
 Actualizado a 07/01/2020
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Queridos Reyes Magos:

Ahora que ya habéis pasado lo gordo y que os esperan unos cuantos días de cierto relax, me gustaría haceros una serie de peticiones especiales para que las vayáis instaurando poquito a poco a lo largo de este 2020, no esperéis al próximo año, porque quizá ya sea demasiado tarde… Como comprobareis, son deseos con los que espero que consigamos mejorar un poquito nuestra sociedad actual, altamente perjudicada…

Y es que, haciendo balance para escribiros mi carta, he pensado algo que me preocupó en exceso, pues me di cuenta de que he sido más buena de lo que ahora se lleva y menos mala de lo que últimamente se estila y se encumbra… Así que, para contribuir a premiar la bondad y que la maldad no oscurezca nuestro mundo, pienso que, ya que sois magos, podríais echar una mano con ello y ayudar a reordenar un poquito la locura que poco a poco se está asentando en nuestro alrededor.

Deseo que los jóvenes admiren el trabajo y que dejen de pensar que ser influencer, concursante de GH o colaborador barato (dicho desde la perspectiva de su valía, pues claro está que no por las millonadas que cobran…) sean profesiones reales. Es evidente que les estamos haciendo un flaco favor encumbrando a esa panda de seres irreales que, sinceramente, difícilmente se puede considerar que contribuyan a nada en nuestra sociedad…

Deseo que nuestros políticos trabajen para España, no para su beneficio personal y familiar. Que cedan a la hora de compartir su mantel, aunque eso suponga aunar ideologías aparentemente antagónicas, pero al menos, sensatas o medio sensatas. Y que, en todo caso, intercedáis para que se regule un sistema que permita eliminar el sainete al que nos hemos tenido que enfrentar en el año que acabamos de abandonar, repitiendo absurdas elecciones, incurriendo en gastos innecesarios y generando mayores odios y rencores entre la ciudadanía.

Deseo que quienes tienen capacidad para meter la mano en el cajón, o en el sobre, o en la tarjeta, decidan no hacerlo, aunque eso les suponga perder algún que otro ridículo capricho, con el que otros (sin acceso al cajón), podrían alimentar a toda su familia.

Deseo que dejen de dimitir los valiosos y que los mediocres sin alternativa, vergüenza, ni preparación, sepan decir adiós cuando sea procedente, por ser lo menos que el pueblo merece.

Deseo que dejemos de convertir cada noticia y actuación política, social o judicial en una batalla campal en la que se distorsione la realidad, para extractar posiciones en beneficio de cada color.

Deseo que la justicia sea libre y que los jueces puedan adoptar sus decisiones basándose en la justicia real, en la del derecho y las leyes, no presionados por las críticas que surgen en las redes sociales y de las pancartas que se pasean por las calles.

Deseo que, para contribuir también a esa libertad judicial, los gobiernos no intervengan en el nombramiento y en el ascenso de jueces y fiscales, pues resulta difícil de creer que aquellos que han sido ‘colocados’ por un color, no sientan cierta empatía a la hora de decidir sobre ellos.

Deseo que nuestro territorio siga como está, que no haya fisuras, escisiones, ni rupturas, no sólo de denominación o de territorialidad, sino menos aún sociales ni personales.

Deseo que se premie la formación, el esfuerzo, la constancia, el respeto al trabajo y que, por tanto, los trabajos cualificados gocen de un mínimo de reconocimiento, pues a este paso no tardaremos en quedarnos sin médicos, arquitectos, etc.

Deseo que se acabe con la economía sumergida, un mal latente del que casi nadie habla, porque parece que a nadie parece importarle mucho (no quiero saber por qué…) y que así consigamos y nos obliguemos a contribuir todos con el sistema, ese al que tanto nos gusta criticar, pero del que también somos responsables de sus fisuras.

Deseo que dejemos de anhelar el pasado, bajo la creencia de que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque el mejorar el presente está en nuestras manos, en nuestra capacidad para volver a restaurar esos principios básicos que nos hacían más buenos y menos malos, primando el respeto, la sensatez, la tenacidad y el amor, cosas que ahora parecen haber ido olvidándose poco a poco…

Ya sé que estáis cansados, que acabáis de terminar vuestro arduo trabajo, y sé que mis deseos son un tanto utópicos, pero también sé que si no interviene vuestra magia poco a poco lo malo será lo bueno y lo bueno parecerá lo malo, por lo que, ya que vuestro contrato laboral os exige sólo llevar regalos a los buenos, todo apunta a que, si no hacemos algo rápido, no tardando, os iréis quedando sin trabajo, así que, por favor, valoradlo y… ¡haced que suene la magia para restaurar lo bueno a su lugar!
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