Desde las vísperas, todo son Navidades

El puente de la Constitución ha traído a León una buena afluencia de turistas y ha sacado a los leoneses a unas calles que llevan de bote en bote desde el sábado

T.G.
07/12/2021
 Actualizado a 07/12/2021
Las festividades de la Constitución y la Inmaculada alargan el fin de semana en León con unos días muy concurridos en la capital leonesa. | MAURICIO PEÑA
Las festividades de la Constitución y la Inmaculada alargan el fin de semana en León con unos días muy concurridos en la capital leonesa. | MAURICIO PEÑA
El viernes a última hora de la tarde, circulaban las maletas con ruedas por el centro de León tiradas del brazo de los turistas que buscaban la puerta de su alojamiento en las próximas noches. El puente de la Constitución y de la Inmaculada estaba entonces por estrenar con buenas expectativas de disfrute como preludio a la Navidad. Ya el sábado las maletas quedaron en los hoteles y tocó descubrir la ciudad, hacerse fotos en sus rincones, probar las tapas, visitar la Catedral, abstraerse en el Musac, experimentar el frío «que pela» y caminar por la calle Ancha al ritmo de los villancicos que ya salen del acordeón de Arty. Hubo quien estos días llegó a la ciudad buscando otros ritmos, los ‘ye-ye’, los del Festival Purple Weekend que llegan con vestidos de estampados geométricos y patillas infinitas. Sus Vespas volvieron a las calles después del parón de la pandemia y esos aires ‘mood’ se mezclaron por momentos en un polifacético entorno del Palacio de Exposiciones y Congresos en el que lo mismo había un coche del Rally Ciudad de León, que una Lambreta o una cola para esperar la tercera vacuna contra el covid-19.

Pero volvemos al centro, al meollo, a unas calles del Húmedo y del Romántico que se han vuelto a estrechar más si cabe por lo muy transitadas que están estos días que ya lucen decoración navideña, como en el entorno de la plaza de Botines donde las palomas no lo han tenido fácil para hacerse con un hueco al sol de mediodía. Familias enteras se han echado a las calles cambiando el plan de ‘peli y manta’ por un cucurucho de castañas o de churros y un par de viajes en los caballitos para los más pequeños. Hay quienes han aprovechado para escribir también estos días la carta a los Reyes Magos encargando a sus majestades regalos en los escaparates que han salido a ojear y también en los puestos del mercadillo de artesanía de la calle Ruiz de Salazar.

Las luces se cuentan por miles y atestan ya los carretes de los teléfonos móviles por los que ya pulula en medio León una instantánea al calor del lucido regalo que decora la plaza de Regla. Lo que no ha habido necesidad de contar este año es el número de gente que se juntaba en las mesas de los bares como pasó en este mismo puente de 2020 con las restricciones marcadas para evitar la propagación de contagios. El virus ha ido quedando relegado y la mascarilla por las calles de León es la nueva bufanda. Los más afortunados que han disfrutado de la Constitución y todavía tienen por delante el descanso de la Inmaculada seguirán celebrando las vísperas de la Navidad.

En la ciudad, y en los pueblos de León. Porque en ellos se han abierto estos días muchas de esas casas que han quedado para puentes y vacaciones. En ese otro León, de decoración navideña menos ostentosa pero también concurrido durante este puente, se ha atizado bien la lumbre para calentar las manos después de haber matado el gocho aprovechando que estos días hay más mano de obra para tirar de la pata del gorrino y adobar la carne. Ahora el gocho ya está listo para curar, los ‘ye-ye’ de vuelta en León, los bares de bote en bote, las calles a rebosar. «No es Navidad todavía, pero casi».
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