Desde la butaca

01/06/2021
 Actualizado a 01/06/2021
Guardar
Tiene que ser eso, que la película es tan buena que es imposible despegar las posaderas de la butaca y dejar de golosear palomitas mientras que las retinas se quedan imantadas por las imágenes de la gran pantalla. No hay otra opción para justificar el restar fuerza a manifestaciones que uno piensa que deben hacer bajar a la ciudad a pie de calle. Pedían apoyos para defender la sanidad pública en el Bierzo, protagonista de una pandemia inédita e imposible que por la jeta se llevó más de un año de vida de todos nosotros. Maltratada se ha definido esa sanidad, el mejor baluarte, decían los políticos, de este país bicolor en el que no hay forma de salir de la torticera confrontación a dos vivo. En el Bierzo vimos como radioterapia se prometía, se retrasaba, se olvidaba y finalmente se ofrecía desde los escenarios privados con el aplauso político. ¿Un plan? Mastica y calla.En oncología solo una profesional cubría el servicio. Eran cuatro, pero no lo eran. Bajas que no se cubren, listas de espera kilométricas... y dedos cruzados para que tu problema no tenga que ver con oftalmología o traumatología, porque entonces no preguntes quién da la vez y pídela en la unidad del dolor... La rúbrica es más fácil, esa, desde la butaca también se pinta. Por eso más de 25.000 vecinos se unieron al lamento en letras pasado al Procurador del Común para solucionar el problema de los oncólogos, hablamos de cáncer, la palabra que, antes del covid, declinaba con soberbia el verbo temblar. También la radioterapia se pidió por ese medio y, como la razón cuando se sabe cierta solo camina en una dirección, caminamos tal vez imaginándonos empleando esas consignas afónicas antes que tragar. Pero era un velo, porque cuando se propone dar ese grito todo se convierte en espaldas desde las que se perciben silbidos y manos en los bolsillos. Quinientos se levantaron de entre más de 100.000 a los que cuando les duele van al médico sin talonario. Tiene que ser un peliculón.
Lo más leído