Descubren seis paneles de pintura rupestre en la Casa la Peña

Este paraje de Castrocontrigo alberga el importante hallazgo de arte rupestre que ha descubierto un grupo de expertos que buscaba restos mineros; señalan la importancia del descubrimiento y piden protección ante el mal estado de conservación de los mismos

Fulgencio Fernández
23/10/2020
 Actualizado a 23/10/2020
Ubicación de los paneles encontrados en la Casa la Peña por un grupo de invetigadores de varias disciplinas. | JAVIER F. LOZANO
Ubicación de los paneles encontrados en la Casa la Peña por un grupo de invetigadores de varias disciplinas. | JAVIER F. LOZANO
Los montes de Castrocontrigo, el entorno de la Casa la Peña, acaba de ‘regalarnos’ un importante hallazgo de pinturas rupestres, concretamente seis paneles de importante valor histórico y artístico. «Han aparecido dos abrigos con hasta 6 paneles. Todos ellos presentan varios motivos pictóricos. Quizás el más especial es un ídolo con apéndices cefálicos portando un báculo y dirigido hacia los motivos presentes en el otro abrigo.  También es de destacar la presencia de dos ciervas muy bien conservadas con sus crías. Hay otros motivos antropomorfos (figuras humanas) y zoomorfos, compuestos por lo que parecen ser unos cuadrúpedos».

Quien explica el hallazgo es el geólogfo y profesor leonés Javier Fernández Lozano, uno de los integrantes del equipo de trabajo que realizó el hallazgo. «Somos un  grupo multidisciplinar de geólogos, geomorfólogos, arqueólogos e ingenieros procedentes de la Escuela de Minas de la Universidad de León, la Universidad de Castilla La Mancha, la Universidad Complutense de Madrid, el Instituto Leonés de Cultura e ingenieros de Egeomapping, con quienes vamos a reproducir en 4D todo el conjunto para generar un modelo envolvente que permita disfrutar desde cualquier lugar del mundo de estos restos».

Este grupo de trabajo lleva varios años investigando en la zona para «conocer la rica geología que conforman estos valles. En una de estas incursiones en busca de restos mineros dimos con este conjunto de motivos caracterizados por la presencia de formas de animales (zoomorfos) y humanos (antropomorfos)», señala Lozano, quien explica que «Todo resto que nos permite adentrarnos a conocer cómo eran las culturas y sociedades del pasado es valioso. Gracias a ellos, hoy podemos saber cómo vivían, las inquietudes y miedos que envolvían a los pueblos que reprodujeron estas escenas. El arte rupestre nos abre una ventana a la historia humana contada en una viñeta de roca. Representa la página de un libro de historia contada de forma visual».

La importancia del hallazgo explica su preocupación por ellos pues, señala Lozano, «el estado de conservación es malo en general, como resultado del paso del tiempo, los excrementos de aves que anidan en el interior del abrigo o el hollín que tapiza muchos de los restos, aunque algunos ejemplares se conservan bastante bien. Como ya se hiciera en otras zonas de la provincia (Librán), donde se han protegido mediante una malla metálica o una verja, requiere que se tomen medidas dirigidas a cuidarlas, para que puedan ser visitadas por el público en el futuro».

Sobre la época histórica en la que se realizaron estas muestras de arte rupestre los investigadores confiesan que «no hemos encontrado restos que permitan realizar una datación absoluta del conjunto, pero el estilo y la técnica de ejecución de las pinturas parecen ir en la línea de otras similares, como las pinturas del Pozo de Rocebros y Llamaluenga, ambas en Castrocontrigo-Morla de la Valdería, o las que se ubican en la zona de los Ancares leoneses. Por tanto, podrían adscribirse al periodo Neolítico o el Calcolítico, incluso no descartaría el Bronce. Momento en el cuál estas montañas sufrieron una transformación nunca conocida hasta esa fecha, cuando se inició la explotación intensiva de estos valles, que facilitó la expansión de la ganadería». Y recuerda que «gracias a los recientes trabajos geoarqueológicos que hemos realizado en Pozos de Cabrera, hemos conseguido ir encajando algunas piezas del puzzle, que nos permiten reconstruir la historia de nuestros antepasados. Todo empieza a cuadrar, y parece que los responsables de estas pinturas formaban parte de sociedades pastoriles que explotaban los recursos del entorno natural cercano, aprovechando los días de lluvia para refugiarse en estos abrigos y dar rienda suelta a su imaginación».

Las figuras representadas  «representan las vivencias de las sociedades pastoriles del momento. Se trata de una instantánea preservada a lo largo de más de 4000 años que ahora nos permite recrear las vivencias de sus creadores. Imaginar el entorno de la Casa la Peña subidos en aquellos promontorios rocosos desde los que se divisaba la extensa llanura de verdes prados bordeados de colinas hasta el río Eria en Nogarejas. Pastos en los que ramoneaban tranquilos bóvidos mezclados con ciervos y que hoy se preservan en la pintura. Una panorámica que no dista mucho de lo que es nuestra realidad cotidiana, si no fuese por el desafortunado incendio intencionado que asoló la zona en 2012. El pastor que ejecutó la obra vigila la escena con su báculo y es partícipe del momento.».

Se muestran convencidos los autores del hallazgo de que estos paneles que tienen relación con otros existentes en las cercanías, concretamente en Morla de la Valdería y otro paraje de Castrocontrigo. «Creemos que sí, porque desde ambos lugares existe una convergencia de espacios que pudieron ser aprovechados para la explotación de los recursos. Pensamos que seguramente ambos conjuntos pictóricos fueron elaborados por el mismo grupo humano. Desde luego la técnica y ejecución son muy parecidas. Pero eso nunca lo sabremos…».

Lo que sí saben es que estos hallazgos se vienen a sumar a otros activos turísticos y culturales  de la zona, como el geoparque, la minería romana... «La precariedad y vacío de estas comarcas es el punto de inflexión en el que ha de centrarse la Administración si queremos que las cosas cambien, habrá que cambiar lo que nos ha traído hasta aquí. Hay jóvenes muy preparados y corresponde a la Administración dar paso a esta generación de científicos con ganas de trabajar, nuevas ideas y conocimientos. En el acceso a la Universidad, por un lado, se nos exige investigación, artículos, etc., y por otro se nos niega financiación lo que frustra, a menudo, nuestros proyectos. De nada valen entonces el esfuerzo y las buenas ideas».
Archivado en
Lo más leído