Del Campo las Danzas a Ferradillo

Las Peñas de Ferradillo, y el pueblo que le ha dado nombre a este singular afloramiento dolomítico, son el motivo principal de esta ruta. Pero también recorreremos el histórico collado del Campo las Danzas, lugar de encuentro entre las gentes del Bierzo y la Cabrera y, desde la distancia, el despoblado de Santa Lucía de Valdueza

Francisco A. Ferrero
05/07/2020
 Actualizado a 05/07/2020
Ubicación de la ruta 'Del Campo las Danzas a Ferradillo',  en Google Earth.
Ubicación de la ruta 'Del Campo las Danzas a Ferradillo', en Google Earth.
Esta ruta circular inicia su andadura en el Campo de las Danzas (o Campo las Danzas), un paraje histórico situado en el último kilómetro de la carretera inacabada LE-5204 que pretendía unir Ponferrada con Puebla de Sanabria (Zamora).

El collado del Campo de las Danzas constituye el corredor natural más corto y óptimo para unir las comarcas del Bierzo y el centro de gravedad de la Cabrera. Las expropiaciones de los terrenos para la construcción de la LE-5204 datan de 1914, pero la carretera asfaltada no continuó más allá del collado y así se ha mantenido hasta la actualidad, aunque se siguen haciendo labores de mantenimiento para su conservación.

Sobre el Campo de las Danzas dedica el escritor villafranquinoRamón Carnicer Blanco (1912-2007) el siguiente párrafo tomado de su libro «Donde las Hurdes se llaman Cabrera» (1964): «De Santalavilla arranca hacia el norte el camino del Campo las Danzas, próximo al pico de la Aquiana (de cerca de dos mil metros), la más bella cumbre de los montes Aquilianos. Este nombre de Campo de las Danzas, que oiré muchas veces como referencia geográfica, procede de una ermita que existió allí en el siglo pasado. Anualmente, en marzo, subían en procesión dos imágenes de la Virgen, una del monasterio de San Pedro de Montes y otra de Villanueva de Valdueza.

Las dos procesiones se unían en un punto y seguían juntas hasta la ermita, donde quedaban las imágenes hasta septiembre, en que se repetía la procesión en sentido inverso. En una y otra fiesta se concentraba allí mucha gente de la Cabrera y del Bierzo y danzaban en aquél tiempo». Según la tradición oral en los años 1960-61 se celebraron las últimas romerías en el Campo las Danzas acompañadas de tamborileros bercianos y cabreireses, donde se celebraban las romerías en honor a la Virgen de la Guiana.

El Campo las Danzas, en el pasado un lugar festivo y de encuentro, sigue siendo hoy un paraje de paso para acceder a la mítica cumbre de la Guiana (a 1.848 m snm), al pueblo de Ferradillo, o para disfrutar de las vistas de los magníficos valles que se descuelgan sobre sus vertientes N y S, espacios de nacimiento del arroyo de la Guiana y del río de Ozuela. Desde el collado se continua por un camino terrero (apto para vehículos todo camino) que se adentra por la cara S hasta alcanzar la cabecera del arroyo de Rozana que desagua en el río Cabrera a la altura de la localidad de Pombriego.

Estos valles han sido muy repoblados debido a los continuos incendios que han asolado estos territorios hoy olvidados. Tras una corta andadura (2,5 km) a la solana, alcanzamos la cara E de las Peñas de Ferradillo, uno de los puntos de interés de esta ruta. A sus pies se sitúa el resucitado pueblo de Ferradillo.

Las Peñas de Ferradillo están formadas por dolomías muy erosionadas de color pardo que siguen la dirección E-O, a unas cotas máximas cercanas a los 1500 m snm, perfilando una silueta de agujas y dientes de sierra sobre marco del cielo . En la distancia, se asemejan a un enorme casco de un barco a la deriva que navega flotando sobre los terrenos silíceos circundantes. Son el único recuerdo fósil que nos queda del borde costero marino del macrocontinente desfragmentado de Gondwana. Constituyen, junto con el resto de los Montes Aqulianos y su continuación en la Sierra del Teleno, un paisaje excepcional con varias figuras de protección como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) bajo el nombre de Montes Aquilianos y Sierra del Teleno. A sus valores geológicos se unen sin singularidades botánicas.

Su situación geográfica con caras dispuestas al sol y a la umbría, unido a su altitud y exposición a los agentes atmosféricos, hacen que en ellas se desarrolle una gran biodiversidad botánica. Las Peñas de Ferradillo funcionan como unas pequeñas islas biogeográficas que son colonizadas por las plantas de apetencia calcícola que las rodean: terrenos silúricos, en su mayoría compuestos por pizarras y cuarcitas. Merece destacar las poblaciones relícticas de las Petrocoptis o el Geranium dolomiticum,éste último un endemismo berciano exclusivo de las Peñas de Ferradillo y los Doce Apóstoles, catalogada en «peligro de extinción» según el Decreto 63/2007 de 14 de junio por el se crea el Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León y la figura de protección denominada Microrreserva de Flora.

La diversidad botánica de las Peñas de Ferradillo, y su continuidad en los Doce Apóstoles, es conocida por el mundo científico desde que en 1935 el botánico alemán Rothmaler, W. identificara alguno de los endemismos propios de estas dolomías, plantas que no habían aparecido en ningún otro lugar del mundo. Estamos ante una «catedral botánica» que merece el máximo respeto y protección.

Nuestro siguiente objetivo es alcanzar el pueblo de Ferradillo, que ya vemos en la distancia bajo las Peñas. Ferradillo y todo su alargado territorio, por su altitud muchos mese nevados al año, perteneció, junto con los pueblos San Adrián y Montes, a la Quintería del Monasterio Rupiano de San Pedro de Montes (fundado en el siglo VII y que tuvo como abades a grandes personalidades como Fructuoso, Valerio y Genadio).

Los ganaderos y labradores, a cambio de la explotación de los terrenos pertenecientes al monasterio, debían entregarle una quinta parte (el 20%) de los beneficios que obtuvieran del trabajo de sus tierras, por otra parte, muy incultas para el labrantío. El l 7 de agosto de 1754, con motivo de la elaboración del Catastro del Marqués de la Ensenada, se visitó Ferradillo y se dice que: «Hay 33 casas habitables y tres arruinadas. Hay además 27 establos o caballerizas» también «…hay 20 vecinos jornaleros labradores de su hacienda y menores de 60 años. Hay 9 mozos solteros mayores de 18 años que viven con sus padres” y «lo único que tiene el común es un pozo en el que se recoge nieve todos los años. Se estima que en un quinquenio renta al común 100 reales».

Más adelante, en 1826, el diccionario Miñano señala que tiene 36 vecinos y 156 habitantes e indica que está «situado en una elevada sierra llamada Guiana , desde la cual se descubre todo el Vierzo, y las montañas de Asturias y Galicia. Tiene al S. una cordillera de peñas escarpados que lo hace muy frío al país, en donde no baña el sol más que tres horas desde noviembre hasta mediados de febrero». También que «tiene monte de roble y urces, con que fabrican carbón para 2 ferrerías que hay a 1 y 2 leguas del pueblo, propias del monasterio de San Pedro de Montes. Hay un pozo de nieve de que surte al Vierzo y todo el valle de Valdueza».

La abolición de la Quintería se produjo en 1837 y muchos de los terrenos pasaron a manos de Estado que cedió el usufructo a los concejos mediante la denominada Licencia de Pastos y Aprovechamientos Forestales. Durante la década de 1970-1980 muchos pueblos de Bierzo, como Ferradillo, quedaron despoblados. Atraídos sus moradores por la pujanza de la industria que se desarrollaba en la hoya berciana, e intentando mejorar las duras condiciones de vida de estos pueblos de la alta montaña, el pueblo quedó despoblado sobre el año 1976.

En la actualidad Ferradillo se está volviendo a repoblar, gracias a la labor de los propios vecinos que están volviendo a recuperar las casas de sus antepasados, aunque legalmente la mayoría del pueblo, conocido como «Finca de Ferradillo», fue vendido por los vecinos al Patrimonio Forestal del Estado según escritura del 12 de diciembre de 1969.

Abandonamos Ferradillo con tristeza porque tiene algo de mágico. Veremos su estampa continuamente, bajo sus Peñas, mientras nos alejamos del pueblo hasta alcanzar la Collada de la Nevera, otro punto de interés en esta ruta. Ferradillo fue, hasta llegada de la producción del frío industrial, un surtidor de nieve para la ciudad de Ponferrada.

La nieve que se recogía en los neveros del Morredero y la Aguiana, se prensaba hasta que tenía una consistencia dura y se empacaba entre helechos o paja para transportarla a lomos de mulos hasta Ferradillo, donde se almacenaba en pozos frescos y sombríos hasta su transporte a la ciudad. No en vano, en la toponimia de Ferradillo se conservan términos en el pueblo como «La Nevera» y la «Collada de la Nevera».

Por éste último paraje pasaremos durante el recorrido de regreso al lugar de inicio de la ruta. Si el camino de ida era por la cara S, siempre a la solana, el regreso es por la zona de abesedo, por donde se desarrolla la cuenca dendrítica que da origen al arroyo de Santa Lucia, más adelante denominado río de Ozuela. Durante el trayecto podemos adivinar desde lo alto el despoblado de Santa Lucía de Valdueza, hoy muy oculto entre la vegetación. Sobre un lombo apartado del pueblo podemos divisar el edificio, sin techumbre, de su iglesia parroquial dedicada a Santa Lucía. Aquí conocemos la fecha exacta de la marcha del último vecino: el 8 de diciembre de 1970.

Santa Lucía se despobló cuando Ferradillo todavía disponía de 44 habitantes y San Adrián de Valdueza de 58 aunque ambos, durante la década siguiente, corrieron la misma suerte. Los habitantes del «abandonado» Santa Lucía se desplazaron sobre todo a los pueblos cercanos de Rimor, Ozuela y Toral de Merayo; pero también a los pueblos del llano, como Priaranza, Villalibre, La Martina, Dehesas y el barrio ponferradino de Flores del Sil.

Posteriormente, el pueblo fue cabaña ganadera para guarnecer al ganado aprovechando los abundantes pastos y cuadras que disponían las viviendas. Las zarzas se apoderaron en poco tiempo de los muros y tapiales de las casas, y los saqueos se llevaron la madera y enseres servibles de las mismas. En la actualidad, Santa Lucía en un«pueblo de servidumbre» para los pueblos vecinos, posee un excelente coto de caza y conserva unos magníficos sotos de castaños, muchos de porte monumental.
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