20/04/2020
 Actualizado a 20/04/2020
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En una entrevista con Alsina en Onda Cero, el jueves 16 de abril, la ministra Celaá, hablando del acuerdo tomado por el gobierno acerca del curso académico 2019-2020, interrumpido en su tercer trimestre por la pandemia del Covid 19, se refirió al «Decalaje emocional» al que podrían verse sometidos los alumnos que perdieran este curso (por no alcanzar el aprobado) teniendo que repetirlo en el próximo, 2020-2021, en otro ambiente y con otros compañeros.

Pero el verbo decalar no viene en el diccionario de la RAE ni en el de María Moliner. Por otros medios y por el contexto puede deducirse que equivale a desajustar o desfasar, pero la lindeza de utilizarlo la ministra del ramo en un programa mañanero, y con la que está cayendo, podría interpretarse como un arrebato de elitismo para con la ciudadanía, o un intento de distanciarse intelectualmente de una masa de borregos incapaces de acceder a las alturas de la Señora Ministra.

¡Patético! Es patético. Este cronista, sin embargo, agradecido a la simpar sabiduría de esta persona «cuyo nombre usted menciona» (Rajoy dixit) y aprovechando la ocasión para instruirse piensa que, hete aquí, que gracias a ello ha conseguido dilucidar cuál es su situación mental en este momento en el que, aislado en medio de un pinar de los entornos de Barcelona, rodeado de separatistas catalanes, por lo demás inocuos, y refugiado en sus escasos saberes y en sus deudos y amigos, llevaba días analizándose a sí mismo y no acertaba a dar con el nombre exacto de su situación ambigua: ¿Penosa? ¿Digna? ¿Concluyente? ¿Indiferente? ¿Indistinta?

Porque mantenerse al margen, aunque sea uno consciente de la desastrosa actuación del gobierno (y de la oposición) y de los científicos, ante la pandemia, lleva consigo un plus de impotencia, a esta edad en la que ya las fuerzas escasean y las ambiciones ni siquiera existen. Pues sí, era eso, era así como podría definirse: Decalaje emocional. ¡Qué bonito! Estado de ánimo que ataca a aquellos que se encuentran ‘fuera de su sitio’. Falta de correspondencia entre una cosa y otra. O entre personas. O entre los datos que dan unos y otros periodistas. O, lo que es peor, falta de objetividad en los datos del CIS del Sr. Tezanos que hemos conocido el mismo día, y que le pronostica al gobierno de su amo Pedro Sánchez un apoyo masivo.

Gracias, Sra. Ministra, por instruirnos acerca de nosotros mismos en una cuestión tan trascendental como la de no acertar a decir por lo fino el clásico y popular: «Estar hasta los mismísimos». Al menos este cronista ahora, con decalaje emocional y todo,queda más tranquilo.
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