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De mi puño y letra

13/07/2019
 Actualizado a 14/09/2019
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En un mundo cada vez más igual, un mundo de no-lugares, en el mundo del uniforme de la moda, de las mismas marcas y los mismos viajes a los mismos sitios. En ese mundo, nuestro mundo primero que ojalá todo el mundo pudiera tener porque tenemos quejas absurdas de primer mundo. En él, pienso, siempre se querrá vender la ilusión de lo único, aunque también sea parte de lo producido en serie.

Cada vez más difícil saber cuál es el original y cuál la copia.

Me detengo ante el escaparate de la papelería -estuches, carpetas, rotuladores, mochilas escolares- y veo dos libros: ‘Caligrafía creativa’ y ‘Caligrafía creativa 2’. Cuadernos Rubio. Un éxito, ya se ve. En este mundo primero, de quejas de café y salón, escribo: en un mundo en el que cientos, miles, millones de pulgares bailan a la vez sobre las mismas teclas y envían whatsapp que podrían escribirse sólo con el texto predictivo, en ese mundo parece que hay gente que quiere escribir a mano de forma bella. Alcanzar una identidad a través de la letra. ¿O perderla? Porque se imita lo creado por otras personas.

Me sorprende. No sabía que la caligrafía estuviera ‘de moda’. No es raro que no lo sepa. A veces me entero de poco, otras no me entero de nada.

Será que necesitamos algo más que la foto en las redes sociales para lograr la individualización, ¿o qué será? Recuerdo los cuentos incómodos de ‘Mala letra’, de Sara Mesa. Una gran escritora con pésima caligrafía. Y voy de puente a puente, de escritora a escritora, para escuchar en una Carpa del Encuentro llena, en la Semana Negra de Gijón, a Marta Sanz. Dice: «Tenemos que hacer una reflexión sobre el lugar de donde provienen nuestros deseos». Lo dice por las mujeres pero, añadirá después, también por los hombres.

¿Quién o quiénes orientan nuestros deseos? ¿Quién o quiénes establecen, como dice Sanz, el discurso sobre «lo natural, lo razonable, lo normal»? ¿Quién o quiénes nos escriben? Vivir es escribirse, ¿y qué mueve nuestra mano?

Si el próximo cuaderno Rubio ayuda a descubrirlo, juro que me lo compro. Además de medio kilo de gomas Milán.
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