De Matadeón a Matanza de los Oteros: Orgullosos de ser de aquí

Con Matadeón de los Oteros sintonizan muchos a diario cuando cambian el canal en su televisor. El repetidor es una referencia como lo son las fiestas para Matanza, donde La Cañamona es una de las tradiciones mejor conservadas en León

T.G.
27/12/2020
 Actualizado a 27/12/2020
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« A ver. ¿Pero tú de dónde eres?», le pregunto a uno de los chavales de Matadeón. «Yo soy de aquí, que es el pueblo de mi padre», responde ávido. Aun así insisto por si fuese posible arrancarle lo contrario: «Anda, pero si es más grande y más bonito el de tu madre». «Me da igual. Soy de Matadeón», dice mientras aprieta el pedal de la bicicleta y enfila la calle de la iglesia. No hay más que hablar. Algo tendrá Matadeón de los Oteros para que sus mejores embajadores sean los más jóvenes de su padrón. De primeras, y de seguir así, tendrá futuro que no es cosa menor para los tiempos que corren. Ahora son más de una veintena los niños que hay en el pueblo, un lujo para un municipio que no llega los 250 habitantes. Son sus escuelas el centro neurálgico del pueblo pero no por los niños que van a ella, que no va ninguno porque llevan años cerradas, sino porque desde hace un tiempo una de sus aulas se ha reconvertido en el bar. Allí suena la tele de fondo mientras unos parroquianos se juegan el café a las cartas y un grupo de jóvenes mantienen una concurrida conversación. Todavía alguno recuerda con guasa el día que Pablo Casado, el del PP, fue a hacer allí campaña electoral aprovechando que el árbol genealógico de su padre pasaba por los Oteros. Pero lo que en realidad ha dado renombre a Matadeón ha sido un asunto de mucha más altura como es la torre del repetidor de televisión que vigila, desde lo más alto de la zona, toda la provincia. Cuando cambias de canal en el mando del televisor de casa, conectas con Matadeón. Ahí están sintonizando buena parte de León y de otras provincias limítrofes. Y de torre a torre, la del campanario de la lucida iglesia parroquial de la Santa Cruz donde se pueden contemplar tres retablos y un altar mayor. Y de templo a templo, el de la ermita de la Virgen de la Zarza que guarda a la patrona, una talla del siglo XIII a la que rinden honores cada año a finales de agosto con una fiesta en la que no faltan las verbenas pero tampoco los conciertos de música alternativa y la colaboración de todo el pueblo, en especial y una vez más, de los jóvenes. Algunos de ellos están detrás de empresas como Agrifert, Legumbres Campotero, Productos Lácteos La Presa o Quesos El Soterano. También hay quien ha apostado por seguir con la agricultura de secano propiciando que los ocres del paisaje se tornen verdes en primavera como llevan haciendo desde los primeros asentamientos en la zona que según apuntan los historiadores se remontan al siglo X. Fontanil , Santa María y San Pedro de los Oteros completan el municipio. Y de Matadeón, al vecino Matanza. Este tiene dos pedanías, Zalamillas y Valdespino Cerón, dos pueblos pequeños por los que siempre merece la pena un paseo para descubrir la tranquilidad de la comarca de los Oteros. De ellos nos encaminamos a la cabecera del municipio para conocer de cerca a su gente y también su historia. Al igual que Matadeón hay que remontarse a los tiempos de Alfonso III El Magno (finales del IX) cuando se llevó a cabo la repoblación de la zona. Hasta allí llegaron gentes del norte de la península, francos y mozárabes que encontraron. El cruento topónimo de Matanza se debe para algunos a la historia de aquellos tiempos, cuando en el 878 el Emir de Córdoba organizó un ejército para conquistar León. En la planicie que hoy es Matanza se llevó a cabo una gran batalla donde encontró la resistencia de las tropas de Alfonso III. Tantos murieron que se quedó con Matanza. Pero la historia a veces lleva tintes de leyenda y hay quien atribuye el origen del nombre a la raíz ‘mata’, presente en Matadeón o en Matallana. Pero es que los Oteros también son tierra de buenas historias que han pasado de padres a hijos durante generaciones. Como la de La Cañamona, que es como se conoce a su Virgen del Rosario por haber aparecido su talla esta entre unos cañamones. De velar por esta fiesta en la que, entre otras peculiaridades, se tiran avellanas a los asistentes, se encarga la Cofradía de la Virgen del Rosario con orígenes a finales del siglo XVI y que cada noviembre hace si cabe más atractiva la localidad por cómo viven sus vecinos la fiesta. Las puertas de casa del Mayordomo se abren de par en par y todos son bienvenidos. Eso también pasa en cualquier día del año. Los Oteros fueron tierra de batallas, hoy son refugio de buena gente. Y lugar de nacimiento de grandes mujeres, como Justina González que fue pionera en las aulas de las facultades de veterinaria y medicina cuando estos eran solo oficios de hombres. Los Oteros también son tierra de valientes.
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