De los ‘desurtimientos’ a la Aemet: el tiempo y sus predicciones nunca pasan de moda

Los modelos predictivos actuales se basan en las estadísticas recogidas en años anteriores, pero la naturaleza sigue siendo una guía muy utilizada

Sergio Jorge
13/06/2018
 Actualizado a 12/09/2019
Dos rayos caen sobre León durante una tormenta. | CARLOS S. CAMPILLO (ICAL)
Dos rayos caen sobre León durante una tormenta. | CARLOS S. CAMPILLO (ICAL)
Como si de sabios ancestrales se tratara, los leoneses de hace siglos lograban pronosticar el tiempo basándose en una técnica similar a las cabañuelas, pero con un interés estrictamente agrícola para así poder preparar la cosecha. Años después, los ‘surtimientos’ y los ‘desurtimientos’ aún tienen su parte de eficacia, por más que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) haya perfeccionado el sistema. Porque lo básico en toda esta necesidad de saber si va a llover o si helará por la noche es la observación del clima pasado para anticipar el futuro.

El sistema de los ‘surtimientos’ y los ‘desurtimientos’ consistía en observar el tiempo de los primeros 24 días de agosto, de tal forma que en la primera vuelta, del 1 al 12 de agosto, sirven para saber el tiempo de la primera quincena (empezando por agosto, por lo que el día 1 de agosto sirve para conocer este mes, el 2 para septiembre, el 3 para octubre, etc). Por otra parte, del 13 al 24 de agosto era para conocer la segunda quincena de cada mes (también siguiendo el mismo modelo). Según esta técnica, los surtimientos y los desurtimientos marcarían no solo las quincenas, sino también si sería lluvioso o seco, nublado o soleado, frío o caluroso.

«La gente que vive en el campo planifica el año agrícola y tiene muchos recursos que se basan en la observación, aunque sean a corto plazo», explica Javier Martínez de Orueta, estudiante de Ciencias Ambientales de la Universidad de León (ULE), que se ha convertido en todo un experto en buscar el tiempo observando las nubes.

Por eso no es de extrañar que estos antiguos métodos funcionaran, ya que se basaban en la experiencia, igual al fin y al cabo que la Aemet. «La Agencia cada mes hace predicciones de tres meses, que ya están disponibles sobre el día 25;son informes probabilísticos para saber si hay más o menos precipitaciones y temperaturas durante determinados días respecto a lo registrado durante un largo periodo de tiempo», explica Martínez de Orueta. De hecho, actualmente se utiliza el periodo 1981-2010.

Antes de la Aemet había otros métodos basados en ritos y supersticiones. Uno de ellos consistía en cortar doce cascos de cebolla poniéndole el nombre de un mes a cada uno de los cascos y llenándolos de sal, para después comprobar al día siguiente en cuál se había disuelto la sal, lo que suponía inequívocamente que llovería ese mes. O ver si cantan los gallos antes de las doce, lo que era prueba de que llovería tantos días como horas faltaran para esa hora, aunque si las veces que cantaba no eran pares, no llovería.
La naturaleza era otra fuente de sabiduría, como se ha podido comprobar en los cambios de comportamientos de muchos animales antes de un desastre natural, como se pudo ver en el tsunami de Tailandia de 2004, cuando muchas tribus lograron sobrevivir al observar a algunas especies. Pero en teoría esto ya no es tan fiable. «El cambio climático ha provocado modificaciones en las migraciones o en las plantas, que ya no florecen igual», advierte Martínez de Orueta. Lo que sí está claro es que se sigue mirando al cielo, ya sea para pedir más lluvia o menos, unos grados de más o de menos, a gusto de cada uno
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