De Los Ancares a Yellowstone

Hace unos días escuché a un tertuliano que este será un verano de perfil bajo, con un ‘boom’ del turismo rural y sin grandes viajes. Una tontada como otra cualquiera que me rescató de la memoria a una pareja de jóvenes que se lanzó al reto de visitar todos los pueblos de la provincia de León. Cuando pasaron por el mío, hará unos cuatro años, compartí con ellos mesa y charlamos de las motivaciones de su aventura, sobre lo mucho que se puede encontrar en los pueblos y también sobre lo mucho que no. Lo primero suelen ser historias, lo segundo quién las cuente.

Ellos eran un chico y una chica, siento no recordar sus nombres, que aseguraban que primero querían conocer a propios para luego descubrir a extraños. Comenzar con lo de cerca y poder contarlo luego a medida que fueran conociendo mundo. De lo más auténtico o una reiterativa pérdida de tiempo, de lo que no cabe duda es que es un planteamiento que choca con lo habitual en ‘la mi Generación Ryanair’. Basta con dar una vuelta por las redes sociales y ver cómo multitud de jóvenes leoneses conocen la última aldea de Vietnam pero no saben dónde está la comarca de la Valduerna. Otros han esquiado más en los Alpes que en San Isidro y también los hay que se han marcado una ruta por las secuoyas de Yellowstone pero todavía no han dado un paseo entre los castaños de Los Ancares.

Cada uno quema sus billetes como puede y quiere, faltaría más, pero es habitual caer en el error de infravalorar lo cercano para idealizar lo de otros. Quizá Peñalba de Santiago y Castrillo de los Polvazares sean los únicos que entren en los parámetros de lo ‘instagrameable’, pero absolutamente todos los pueblos de la provincia atesoran rincones, rarezas y personajes que merecen la pena ser descubiertos. Sacar el tiempo y el aplomo para conocerlos es más que meritorio y un plan del que tomar nota para este verano tan atípico.

Desconozco si aquella pareja terminó su yincana por las más de 1.400 localidades de la provincia. Lo que es seguro es que gracias a todas esas visitas podrán explicar mejor que nadie la esencia de esta tierra cuando la vida les lleve a conocer Vietnam, Los Alpes y las secuoyas de Yellowstone.