De la Barrera: "Llegué a un gigante dormido y mi mayor legado es que León abrazara a la Cultural"

El técnico se despide "orgulloso de lo hecho pero decepcionado con el desenlace", se considera "máximo responsable" del descenso y asegura que "ojalá sea un hasta luego"

Jesús Coca Aguilera
12/06/2018
 Actualizado a 07/09/2019
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Protagonista principal de una de las mayores alegrías de la Cultural en las últimas décadas, pero también de una de sus principales decepciones, con lo bueno y lo malo el nombre de Rubén de la Barrera quedará para siempre grabado con letras de oro en la historia del club leonés.

Dos años tremendamente intensos, en los que vivió la parte más bonita del fútbol, con al ascenso a Segunda de los leoneses más de 40 años después, y también la más cruel, con la vuelta a las primeras de cambio a la categoría de Bronce. Una etapa que hace varios meses que estaba definido que se acabaría al acabar esta temporada y a la que este martes puso el cierre el ya exentrenador culturalista con su despedida oficial.

Acompañado de gran parte de su cuerpo técnico y del director general Felipe Llamazares, con quien se ha intercambiado alabanzas, aseguraba quese va «tremendamente orgulloso de lo hecho pero muy decepcionado con el desenlace» y que «la decepción final ni por asomo va a restar un ápice a lo que sentimos por todo lo construido, por todo lo vivido y lo alcanzado».

«Cualquiera al que le llame la Cultural quiere estar. El proyecto es sólido y estable, recuperará la categoría» Y es que De la Barrera hizo hincapié en que llegó «a un gigante dormido, en el que había muchas ideas y voluntad para que fueran bien las cosas, y hemos contribuido a que León mire, se acerque y abrace a la Cultural. Ese es el mayor legado más allá de estilos, filosofía y resultados, llego en Segunda B y salgo en Segunda B pero pese a tratarse del mismo lugar las circunstancias no se parecen ni por asomo».

De hecho, el técnico se mostraba «convencido de que el futuro a corto o medio plazo del club está garantizado, con un proyecto sólido y estable en el que para cualquier jugador o entrenador la llamada de León es sinónimo de solidez y de querer estar, por lo que no tengo duda de que va a volver a recuperar la categoría».

«El rendimiento fuera de casa marcó la diferencia. Estuvimos lejos del nivel que requiere la Segunda» ¿Sobre el descenso en sí? De la Barrera se considera «el mayor responsable», considerando que «obedece a muchos factores, que tienen que ver con el antes y el durante, y con la dinámica competitiva. Hemos funcionado por rachas, por oleadas, y el rendimiento fuera de casa ha marcado la diferencia, siempre nos faltaba algo a domicilio para realmente sentir que éramos competitivos. Cuajamos muy buenas actuaciones pero fuera de casa hemos estado lejos del nivel que requiere la categoría».

Además, no quiso entrar a valorar su responsabilidad a la hora de confeccionar la plantilla, asegurando que «al final uno siempre va a llorar por lo que no tiene, pero no eché en falta nada, con esta plantilla había que competir y que lograr objetivos. Hubo comunicación absoluta y permanente para confeccionarla y en algunos momentos coincidimos y en otros no, pero en cualquier caso la responsabilidad del entrenador pasa por extraer el máximo rendimiento de los jugadores de que dispone».

¿Un cambio de estilo para buscar otros resultados? De la Barrera considera que «se tomaron decisiones y probaron cosas». ¿Su valoración a las críticas de aficionados culturalistas al consumarse el descenso en Soria o al saberse su fichaje por la Real Sociedad en la semana antes? Las primeras «son normales, porque cuando uno desciende se queda sólo con eso y las reacciones proceden de la ira; y con respecto a lo segundo «el ‘timing’ de los acontecimientos no lo decide Rubén, sólo participo en cómo se comunica con la propiedady ahí yo si estoy tranquilo. No me ha gustado pero hay cosas con las que no podemos hacer nada». ¿La decisión de dejar de ser primer entrenador y convertirse en segundo? Viene porque «aunque tenía alguna propuesta soy un técnico en constante aprendizaje y voy a un sitio ideal para eso».

«Uno siempre llora por lo que no tiene, pero no eché en falta nada. Con esta plantilla había que lograr el objetivo» Esas fueron otras de las reflexiones que dejó De la Barrera, que destacaba que su decisión «no tuvo nada que ver con el desenlace ni con los resultados» y alabó a una afición que «hizo que este año se respirara ambiente de fútbol de verdad y respondió sobradamente tanto en casa como acompañándonos por toda España», además de pedir paciencia para el nuevo proyecto porque «aunque el objetivo será ambicioso hay que recordar que los objetivos se consiguen en mayo, no en septiembre ni octubre».

Un deseo para un club que, pase lo que pase, siempre tendrá un hueco dentro de él. Y que, por qué no, en un futuro puede volver a ser su pareja de baile. De hecho, Llamazares apuntaba que «no podemos ni debemos olvidar todo lo conseguido bajo la batuta de Rubén, los caminos se separan y quien sabe si en algún momento se pueden volver a unir». Y el propio De la Barrera aseguraba que «ojalá sea un hasta luego».

De momento, cada uno irá por su lado. Unos buscarán el ascenso en Segunda B, otro se pondrá de segundo de Garitano en la Real Sociedad. Pero en la memoria, sus nombres estarán para siempre unidos.
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