La 'colonia' que vela por los gatos callejeros en León lanza un 'SOS'

La 'colonia' que vela por los gatos callejeros en León lanza un 'SOS'

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Cristina Centeno | 15/11/2021 A A
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La 'colonia' que vela por los gatos callejeros en León lanza un 'SOS'
Sociedad Las cuidadoras de Argos reclaman la ayuda de los ayuntamientos para seguir con una labor que contribuye a la salubridad pública
Esperanza se encarga de la colonia de gatos más numerosa de León. Unos cuarenta felinos callejeros que alimenta y cuida a diario. En su ubicación tienen refugios en los que guardarse y pienso disponible todo el día. Además, durante las visitas ella ofrece latas de comida húmeda para que salgan a su encuentro y poder comprobar que su estado de salud es bueno. El contacto no existe, pero los animales conocen quién les mima.

Ella es una de las cuidadoras de Argos León, la asociación protectora que se dedica al control de estos gatos ferales, que viven en la calle y no tienen relación con los humanos. «El trabajo con las colonias es diario, se da la latita todos los días y se les deja pienso, hay días que incluso pasas varias veces si tienes que poner la jaula para llevar a algún animal al veterinario», asegura Fina Alija, actual presidenta de la organización. Ella también se encarga de atender a los gatos establecidos en otro punto de la ciudad de León. Por seguridad para ellos, prefieren no revelar las ubicaciones exactas en las que se encuentran. «Es muy sacrificado, un voluntariado en toda regla», confiesa lamentando que «no está valorado».

Llevan trabajando desde 2011 pero la situación actual es crítica para continuar con su labor. Los gastos en castraciones y actos sanitarios superan con creces a los ingresos con los que cuentan, que llegan principalmente gracias a los socios, unos 130. Por eso lanzan un grito desesperado para reclamar la implicación de los ayuntamientos.

Una de las principales misiones de Argos León es desarrollar el plan CER, de captura, esterilización y retorno a la colonia. Ello permite controlar la población de cada colonia. «Es un problema de salubridad pública aunque los ayuntamientos no lo admitan. Castrar es fundamental porque los animales mejoran mucho y una colonia empieza por cinco gatos, pero al año siguiente van a ser 25 y, al siguiente, 50. Va a aumentar de forma exponencial y esterilizar es fundamental», explica Alija. Desde que Argos León comenzó a trabajar con este plan se han esterilizado un total de 1.818 gatos.

En los últimos meses han tenido que dejar «muy a nuestro pesar» los municipios de Villaquilambre y Valdefresno. También tuvieron una breve presencia en Santa María del Páramo. La aportación económica que recibían de esos ayuntamientos para asumir el plan CER «no llegaba para costear las castraciones y los actos clínicos». En total, gastaban alrededor de 30.000 euros anuales solo en veterinarios. La principal fuente de financiación son los socios, lo que supone unos 2.000 euros trimestrales.

En la actualidad, trabajan en los municipios de Sariegos y León capital. El ayuntamiento del alfoz ha asumido el plan CER y abona las castraciones de los gatos. Son 17 las cuidadoras que se encargan de ellos y si alguno cae enfermo o tiene algún problema de salud, los costes clínicos los paga Argos, así como la alimentación. «No pedimos que el dinero se ingrese a la asociación ni que venga a nuestra cuenta, queremos que las facturas pasen del hospital o de las clínicas veterinarias directamente al ayuntamiento», explica Fina Alija. Ese es el método que siguen en Sariegos. Sin embargo, en la capital leonesa, donde tienen un acuerdo con el Ayuntamiento para cuidar las colonias, no hay aportación económica alguna. Atienden a alrededor de 350 felinos entre 35 cuidadoras, «aunque hay más colonias», detalla Fina Alija.

Por ello, reclaman a los consistorios «que asuman su responsabilidad con los gatos callejeros». «Entendemos que no todo el mundo está de acuerdo en cuidarlos, pero están ahí», apuntan insistiendo en que sean los propios ayuntamientos los que «paguen castraciones como mínimo más los actos clínicos que consideren necesarios para la salubridad pública».

«Si Sariegos, Valdefresno, Villaquilambre o Santa María firmaron el plan CER en su día aunque nos tuviéramos que ir, es porque saben que es importante», analiza la presidenta de Argos León. «Todo esto a lo mejor si los ciudadanos se quejasen de los gatos sería el propio ayuntamiento el que tendría que venir a hacer el trabajo que hacemos nosotras, que lo hacemos encantadas por el bien de los gatos, pero otra cosa es que no tengamos dinero para hacerlo», confiesa. «Somos conscientes de que no podemos salvar a todos, pero te duele que sea porque el ayuntamiento no pone ni un euro», denuncia.

A pesar de la difícil situación económica por la que atraviesa la asociación, Fina Alija confía en que «con el tiempo se consiga y se haga una partida presupuestaria para los gatitos callejeros. Igual que la ley que afecta a los perros ha avanzado tanto, con los gatos vamos muy atrás», lamenta.

Para las castraciones y la atención clínica tienen acuerdos con el Hospital Veterinario de la Universidad de León y varias clínicas privadas de capital y provincia. «La calle es muy dura y les trae muchas consecuencias de enfermedades, accidentes, atropellos... y en eso se nos va mucho presupuesto, más del que tenemos», confirma Fina. A esos gastos hay que sumar la alimentación de los animales. Para ello hacen diferentes recogidas solidarias a lo largo del año en supermercados y otros establecimientos. Estas campañas suponen un respiro para las cuidadoras, que muchas veces compran de su bolsillo la comida. «Una colonia como esta, con 40 gatos, supone un gasto aproximado de 200 euros al mes», cuentan tanto Fina como Esperanza.

Su trabajo va enfocado siempre a que los gatos permanezcan en las colonias. Sin embargo, existen contratiempos que obligan a buscar un hogar definitivo para los felinos. En Argos León cuentan con una red de casas de acogida como paso intermedio entre la colonia y la adopción, algo «fundamental» para la asociación, cuenta Fina. «Solo sacamos de la colonia cuando muere la madre y hay que sacar a los cachorros inmediatamente o cuando se ponen enfermos y tienen que estar un tiempo ingresados, que sabemos que se van a amansar», explica. «No podemos perder de vista que son gatos ferales, entonces tienes que poner en la balanza su seguridad y su libertad. En cada caso, según lo que pese más, se toma la decisión de sacarlo de la colonia o retornarlo», asegura.

Cuando se decide sacarlos de la colonia pasan a las casas de acogida, donde Argos también asume en ocasiones los costes de alimentación así como los gastos veterinarios que pueda causar ese animal, que se vacuna y se desparasita para poder ser dado en adopción. A través de su página web y de las redes sociales, tratan de buscar un hogar definitivo a los animales, en su mayoría gatos, aunque en ocasiones también recogen algún perro u otros.

Ellos se encargan del contrato de adopción, que tiene una tasa de 50 euros para cachorros «en regla» y correctamente testados; de 90 euros en caso de una hembra castrada y de 80 en el caso de machos esterilizados. «Siempre lo enfocamos como una ayuda para otro gatito», cuenta Fina Alija, porque este coste «nunca llega a cubrir el gasto que hemos tenido en Argos para sacar adelante a ese animal».

Contra viento y marea, estas amantes de los animales tratan de seguir con su trabajo a pesar de los problemas económicos y mantienen la confianza en que su situación mejore y se tome conciencia de la importancia de su labor.
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