Cuidado con lo que escribes

13/10/2021
 Actualizado a 13/10/2021
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Cada vez que nos visitan los prebostes, de cualquier género, nos volvemos locos a pedirles que estampen su firma en los libros de honor. Y ellos también se vienen arriba y suelen prometer hasta rabos de luna, qué más da.

Cuidado con lo que firmas que estas páginas también las carga el diablo. Y si no me creéis os cuento una historia mucho más real que cualquiera de las promesas ahí escritas, que ya sé que no es mucho decir.

Ya hace años que un preboste me pidió que le acompañara a un corro de lucha leonesa y quiso invitarme a comer, a lo que accedí gustoso, que ya decía Angelillo: «Tienes una profesión que lo que saques a diente». Y, como casi siempre, tenía razón.

Comimos y le pidieron al preboste que firmara. Me invitó a que le acompañara en tan solemne acto, inaugurábamos el libro, yo creo que nos vinimos arriba en darle coba.

El caso es que como restaurante aquello no debió ir muy bien pues con el tiempo las letras del hostal dieron paso a unos enormes neones, luces coloradas que les llaman, que anunciaban el lugar como Club. No tele club.

El caso es que cuando algún cliente maliciaba sobre la fama del lugar acudían a la oficina a buscar el lustroso libro de firmas y orgullosos decían: «Mira quién ha sido el primero en firmar».

De lo que decían los clientes... os lo podéis imaginar. Pues peor todavía.
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