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Cuerda de paca con ‘marianos’ a juego

29/11/2020
 Actualizado a 29/11/2020
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Los ‘carzoncillos’ de toda la vida de dios –que la RAE tiene bautizados como calzoncillos– se llaman entre los usuarios de la prenda «los marianos», de tanto prestigio en el sector que la mismísima benemérita guardia civil la incorporó en el apartado de «añadidos habituales del uniforme para las zonas de montaña» junto a la bicicleta con n barra y la petaca de orujo.

Tal vez la RAE no esté equivocada, por una vez, pues en su definición para calzoncillos dice trénicamente que es una «prenda de la ropa interior masculina, que cubre desde la cintura hasta parte de los muslos», lo que excluye a los marianos que en su generosidad llegan hasta los todillos, que la RAE llama tobillos en su afán de hacerse los alabanciosos.

De lo que se deduce que es calzoncillo el de tiro alto y carzoncillo mariano el que cuando te sientas en la sebe se atreve a asomarse por debajo del pantalón, aprovechando que este no cede hacia abajo ya que está bien sujeto por arriba, justo en surco que hace el final de la barriga y que queda lo justo para ajustar allí la cuerda de paca que se convierte en cinto en estas fechas posteriores a Los Santos, que es cuando marchan los últimos veraneantes y la parienta ya deja al personal vestirse de lugareño; y más este año, que ni siquiera vas al bar, que era el momento en el que aprovechaba para decirte aquello de «no te atreverás a ir con esas pintas». Y en vez de decir que sí te atrevías pues marchabas, con esas pintas.

Viene eso a cuento en lo tocante a que la nuestra María Lafuente conquista el mercado tailandés con «accesorios sostenibles con neumático» lo que nos abre la puerta a la moda lugareña para reivindicar los «accesorios sostenibles con cuerda de paca, reciclable a su vez en material fungible para prender la cocina antes de las astillas». Y es que metidos en la invernada la ruralidad tiene para la época una moda propia que el lenguaje moderno está a punto de matar como los Patrol con calefacción para la Guardia Civil acabó con los carzoncillos marianos a los que tanto debe la humanidad y, ustedes perdonen, los guevos acartonados.
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