Cuatro terneros, más difícil que encontrar una ostra con perla

Los cuatrillizos de Arbas se confirman como una excepcional rareza, similar "a morir por algo que cae desde el cielo"

Fulgencio Fernández
31/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
La madre y los cuatro terneros un día después del parto, descansando tranquilamente después de mamar, tres de ellos por biberón. | MAURICIO PEñA
La madre y los cuatro terneros un día después del parto, descansando tranquilamente después de mamar, tres de ellos por biberón. | MAURICIO PEñA
En casa de Arsenio, de Cubillas de Arbas, y Rosana, de Casares, se respira ambiente ganadero y pasión por la ganadería como en pocos lugares. Rosana todavía se ríe cuando recuerda cómo su hija Claudia le iba contando en el coche a sus amigas, camino de las extraescolares, «cómo nacen los terneros, con pelos y señales, hasta con discusión cuando les explica que nacen por el culo y que su padre mete las manos para ayudarlos a nacer». Y esto ocurrió antes del parto de cuatro terneros de la Liebre que se produjo el jueves. Tendrá que ser el lunes pues la niña, con la emoción, el viernes no pudo ir al colegio. Además tenía que bautizarlos: «Se llaman, las chicas Rosa y Amapola; y los chicos Mario y Juan».

- Las chicas lo entiendo, son flores, pero los chicos ¿no serán algo novietes tuyos del cole?
- Nooo. Son amigos.

Lo de la niña Claudia es emoción, pero lo de Arsenio y Rosana es absoluta extrañeza, tanto que el primero explica: «El cuarto estuvo a punto de quedar en el vientre de la madre y provocar una catástrofe porque era el único que venía de culo y no lo iba a echar la madre. Ni me podía imaginar que hubiera un cuatro, después de salir el tercero ya me iba a ir para casa, pero me di cuenta de que la madre seguía teniendo el vientre muy bajo… y miré, metí las manos y allí estaba el cuarto. No me lo creía».

Normal que no se lo creyera, como no se lo creen los expertos. La revista científica Nature realiza unas tan curiosas como ilustrativas comparaciones para partos múltiples ¡y habla de tres!: «Una entre quince mil. Ésa es la probabilidad estadística de que una vaca traiga al mundo a tres terneros vivos en un mismo parto. Una rareza similar a la de encontrar una perla en una ostra, a la de morir por los efectos de algo caído del cielo o de encontrar el amor de nuestra vida a primera vista».

Casi nada. Pues para cuatro.

Los veterinarios insisten en la misma idea. No hace mucho, en 2015, hubo un parto triple en Barbanza (Coruña) y en La Voz de Galicia opinaban dos veterinarios. Javier Vidal afirmaba: «Es rarísimo que pase, en veinte años de profesión no he visto más que dos o tres casos y en ninguno de ellos venían los tres vivos». Y el segundo veterinario, Javier Valledor, también con larga experiencia, señala que «tuve la oportunidad de atender un parto de cuatro, pero tres de ellos murieron». De hecho en las revistas veterinarias aparecen caso de cuatro, todos vivos, en la localidad colombiana de Quimbaya, en Quindio.Datos que hacen mucho más extraño el caso de Liebre, nacidos en Trobajo del Cerecedo, donde la ganadería de Rosana y Arsenio pasa los inviernos, aunque ellos son de La Tercia, ayuntamiento de Villamanín, lo que hace más interesantes y extraños otros dos partos múltiples, de tres y todos vivos, que se produjeron en la misma ganadería, la de Luis Ángel, en Barrio de la Tercia. Ya entonces los veterinarios les comentaron que «era extrañísimo dos partos de tres en la misma casa».Y tan extraña es, asimismo, la facilidad con la que nacieron los cuatro terneros de Liebre, un parto en el que no fue necesaria la presencia del veterinario. «Tenemos unas cámaras para controlar sobre todo los partos y por ellas me pareció que Liebre se había puesto a parir. Cuando llegué ya había tenido el primero y al ver lo pequeñín que era pensé que traería dos, que sí se da con relativa frecuencia, y el siguiente suele ser bastante grande, por lo que me puse a ayudarla... pero salió como si nada porque también era muy pequeño. Esperé y sí valoré que pudieran ser tres, no suele ocurrir pero hay casos, yo sabía de las de Barrio, y vino el tercero, también sin problemas». Pues bienvenido. Y Arsenio después de limpiarlos ya iba a marchar para casa pues lo de cuatro no lo contemplaba: «Pero ví que tenía el vientre muy bajo y, aunque no lo creía, metí las manos y ahí estaba. Y menos mal que lo hice porque venía de nalgas y la madre sola no iba a poder sacarlo y se iba a liar la cosa».Y ahí estaban, los cuatros, dos chicas y dos chicos como dice Claudia, que ya ha visto nacer muchos y explica: «¿A qué parecen corderines en vez de terneros?», mientras advierte: «Papá, ten cuidado». Cuenta Rosana que ‘por comparación’ con los humanos le suelen preguntar si la vaca ha tenido un tratamiento de fertilidad o algo similar. «Nada, no podemos pues nuestra ganadería es ecológica y no podemos ni siquiera inseminarlos, son de uno de nuestros toros, que tenemos ocho repartidos por las praderas de cubrir a las vacas». Lo que sí había notado Arsenio en Liebre, que tiene 7 años y es una buena edad para la fertilidad, es que «aunque estaba muy delgada comía mucho y por más que comía seguía adelgazando... No me extraña, con los 4 que tenía ahí esperando para salir».Y ahora a criarlos, entre todos, «pues a mamar de la vaca solo vamos a poner uno de ellos, para que lo pueda atender bien; y el resto a biberón», con el que, por cierto, han espabilado a gran velocidad. Y a ver como «los legalizan» pues el programa que tiene la Junta para inscribirlos «no contempla la posibilidad de cuatro casillas en un solo parto».
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