Crystal Pite lleva la crisis de los refugiados al escenario del Royal Ballet

La coreógrafa canadiense protagoniza en Londres un programa triple de danza contemporánea que se exhibe en directo por los cines Van Gogh

Javier Heras
16/05/2019
 Actualizado a 16/09/2019
‘Flight Pattern’ lleva la crisis de los refugiados al escenario de la Royal Opera House de Londres.
‘Flight Pattern’ lleva la crisis de los refugiados al escenario de la Royal Opera House de Londres.
Gustan en el Royal Ballet los programas mixtos: veladas que reúnen varias piezas contemporáneas en un solo acto, como escaparate de los coreógrafos actuales. Este jueves acoge un estreno mundial y dos reposiciones de éxitos recientes. Tres ballets abstractos con los que la compañía luce su inmenso equipo de técnicos, de músicos en el foso y, en especial, de bailarines. Aparte de un sólido corps de ballet, destacan los solistas: los rusos Muntagirov y Osipova, el premio nacional de danza portugués Sambé, las británicas Cuthbertson y Cowley, el japonés Hirano… A las 20:15 horas se emitirá en directo en Cines Van Gogh.

La pieza principal solo podía firmarla la visionaria canadiense Crystal Pite (Terrace, 1970). Desde principios de los 90, ha creado más de 40 trabajos para el NDT neerlandés, la ópera de París, Montreal o su propia compañía, Kidd Pivot. Pupila del estadounidense William Forsythe en Francfort, ha despertado la admiración de maestros como Robert Lepage o Sylvie Guillem. Sus creaciones suman movimiento, música, literatura, tecnología y ricos diseños visuales, y asombran por su equilibrio entre precisión e irreverencia.

En 2017 debutó en la Royal Opera House con el imponente y sombrío ‘Flight Pattern’, premio Laurence Olivier. Pone su mirada, siempre humanista, la crisis de refugiados. «¿Cómo se afronta haber dejado atrás una vida pero todavía no haber comenzado otra?», se pregunta. 36 bailarines se mueven en bloque, al unísono: representan una comunidad de inmigrantes. Solo una pareja se distancia en un angustioso ‘pas de deux’. Para la música, recurre al minimalista polaco Hernryk Gorecki (1933-2010) y su ‘Sinfonía número 3’, «de las canciones tristes». Escrita en 1976, contiene un lamento para soprano con texto del siglo XV. Su tema central es la maternidad y cómo la guerra fragmenta las familias; por ello se vinculó al Holocausto –el compositor había perdido a sus abuelos en Auschwitz– y hoy a la tragedia de los desplazados en el Mediterráneo.

Antes, el primer título de la noche corresponde al joven Christopher Wheeldon (‘Yeovil’, 1973). El británico se ha labrado su prestigio con versiones de clásicos literarios (‘Cuento de invierno’, ‘Alicia en el País de las Maravillas’). Educado desde los 11 años en Covent Garden, fue protegido de Kenneth MacMillan y alzó el Prix de Lausanne como bailarín. Más tarde emigró a Nueva York. Allí cultivó un estilo neoclásico con tanta influencia americana (Balanchine, Jerome Robbins, su libertad física) como inglesa (Ashton, MacMillan y su plasticidad). El enfoque es transgresor, con gusto por lo ecléctico. Within the golden hour se presentó en 2008 en San Francisco. La «hora dorada» del título se refiere a la puesta de sol, evocada en los colores del vestuario y los decorados. 14 bailarines, en 7 parejas, alternan pasajes colectivos (prodigio de inventiva y ángulos) con tres ‘pas de deux’ centrales. El italiano Ezio Bosso (Turín, 1971) compuso una música ad hoc para cuerdas, inspirada en Vivaldi.

El tercero en discordia será el belga de origen marroquí Sidi Larbi Cherkaoui (Amberes, 1976), uno de los coreógrafos más solicitados del mundo: dirige el Ballet de Flandes, su propia compañía (Eastman) y colabora con celebridades como Beyoncé. Con 50 creaciones a sus espaldas desde su ópera prima ‘Rien de Rien’ (2000), su personalísimo sello, onírico y contorsionista, integra jazz, hip hop, artes marciales (Sutra, 2008), flamenco (Dunas, 2009), manga (TeZuKa, 2011)… ‘Medusa’, su estreno en el Royal Ballet, revisa desde la óptica feminista la mitología griega. El terrible monstruo con serpientes en vez de cabellos no nació así: se vengó del mundo después de ser violada por Poseidón y traicionada por Atenea. Cherkaoui incorpora danzas callejeras, capoeira, espasmos eléctricos y movimientos que imitan al reptil con los giros de muñeca y extensiones de piernas de la protagonista, una entregada Natalia Osipova. La música combina arias barrocas de Henry Purcell con atmósferas electrónicas y sintéticas de la joven polaca Olga Wojciechowsk.
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