Corro de Villaquilambre: 'La Cátedra no cierra, Moisés no aguanta dos, Tomás tampoco y Caberín a lo suyo'

Javier Oblanca suma otra victoria y las otras tres categorías vuelven a sus ganadores habituales con Guti "cabreado"

Fulgencio Fernández
17/07/2017
 Actualizado a 04/09/2019
Cristian González sigue estando entre los mejores de la difícil categoría de semipesados pero le falta romper con una victoria, que se le resiste. | DANIEL MARTÍN
Cristian González sigue estando entre los mejores de la difícil categoría de semipesados pero le falta romper con una victoria, que se le resiste. | DANIEL MARTÍN
La tarde venía de modorra, los que tienen coches a la última hablaban de los grados que marcaba el suyo, alguna madre de largo recorrido como aficionada recordaba el impresionante silencio que se hizo en este mismo corro hace veinte años cuando alguien le dijo a la mesa que habían asesinado a Miguel Ángel Blanco. «Nadie pidió un minuto de silencio, pero no se oía una mosca en el corro, nadie se movió. Fue impresionante», decía Susana, que le tenía grabado aquel instante.

Y así fue arrancando el corro de Villaquilambre, con la pena de la escasa presencia de luchadoras, con ‘la calor’, con Felipe León con sombrero de verano y un organizador de lujo, Héctor García, El Divino de Campohermoso, que muestra su buen hacer como técnico deportivo, por más que casas más grandes le cerraran la puerta con indecencia.

Y mientras la modorra parecía gobernar iba avanzando fases, ganando combates, ese luchador que no sabe lo que es bajar la guardia: Javier Oblanca Sánchez, La Cátedra Ambulante de Villabalter, que ayer recordó a los aficionados que no cierra en verano. Sin Ibán Sánchez presente, como ya se temía él en Villafañe, los dientes de la victoria se les ponían largos a los Busi, Teje, Jesús el de La Braña pero quien iba al grano era Javier.

El de Villabalter sale al centro con e l cinto colgando, parece morir en cada caída pero siempre sigue vivo para aplicar la medicación correspondiente sin gastar energías que pueden hacer falta en los siguientes combates. A Javi Sancho le recetó veteranía, a Samuel Sánchez eficacia, a Jesús Martínez maña ante la fuerza... Y en la final estaba Busi, el de Valverde Curueño, con los dientes largos de la primera victoria del año preparada. Su antiguo maestro, Héctor, le da algunos consejos, «muévelo abajo, que no te enrede». El chaval escucha y sueña.

Y se agarran. Guiller se adelanta con media y Javi responde con una cadrilada para la que parecía no tener fuerzas, pero una cosa es lo que parece y otra... El de Valverde vuelve con rabia, saca toda la raza y se pone con caída y media. Se hace el silencio. Javi se levanta despacio, le mira como escudriñando qué pasa por la cabeza del chaval. Y si estaba urdiendo un plan le salió perfecto: amagó la cadrilada, movió a Guiller, trancó con todo lo que le quedaba dentro... Yla siguiente estampa era el del Curueño levantándolo para que Javi haga otra muesca más en la historia de la lucha.

Esta cátedra no cierra en verano.

La otra noticia de ligeros fue la presencia de un joven Rubén Cerezal, un apellido que unido a de Corcos nos lleva a los tiempos de las mejores medianas que recuerdan muchos viejos aficionados.

La leyenda de Moisés

Ya se sabe que sus cercanos dicen que no es buen negocio enfrentarse con Moisés al día siguiente de una derrota del de Cistierna. Y se cumplió la leyenda. La Roca no mostró fisuras y eso que no tuvo el camino fácil: Víctor Llamazares (que sólo le dio media); Gasi y Rubo, en la final (que sólo le dio otra media).

Gasi no le dio ninguna, pero el de Marne protagonizó la anécdota de la tarde. Nada más comenzar el combate sacó a Moisés a vueltas, montó un tiovivo que no parecía tener fin, pero cuando lo tuvo y posó a Moi el de Cistierna ‘enroscó’ al bueno del gaseosero, pronto maquinista. Pero Moisés no fue a que le levantaran la mano, estaba mareado en una orilla del corro, hasta que se repuso y remató a Gasi.

Unos minutos más tarde Gasi lamentaba con sus colegas: «Tenía que haberle dado más vueltas, ya casi lo tenía mareado». Y Moisés, que descansaba unos metros más allá, bromeó: «¿Todavía más?».

Realmente fue el peor trago que pasó Moisés, que pronto se vio que bajaba dispuesto a hacer valer su leyenda de que no aguanta dos seguidas.

Los aficionados tenían ganas de ver un combate que deparó el sorteo: Santi El Míster y Diego El Balilla. Algo tenían claro, que iba a ser cara de perro, cómo fue, ya en el agarre, después Arce fue superior.

Y si en el caso de Moisés es una leyenda, Tomasuco sin leyenda está claro que lleva mal dos derrotas. Cuando se deshizo de Rodri, ganador en Villafañe, con dos enteras en 10 segundos todos supieron que la cara de niño es para despistar. Como despista Rodri, capaz de todo o de nada.

El mismo camino de Rodri llevó Cristian en semifinales, pero en la final estaba otro Rodri, aunque se llama Guti. De Prioro, casi como él, con calidad, como él, capaz de todo... Y venía de jugársela a Sansón incluso en su campo, entrando a las cadriladas, trancando... luchando.

Fue preciosa la final. Tomasuco la quería, Guti más, era la oportunidad de decir «aquí estoy». Comenzó con anécdota: Tomasuco atacó, buscó repetir lo de Rodri pero Guti le aguantó, le falseó la maña y sacó una media muy aplaudida. Se agarraron, atacó Guti y Tomás se la devolvió, pero con entera, que no es detalle menor.
Se agarraron. Sorprendió Guti que clavó al de La Vecilla y se puso con caída y media, pero la entera del nieto de Uco le quitó la miel de los labios y le provocó la mala leche de saber que lo tuvo, pero que en las finales cuando tienes una entera no puedes dar media.

Y en pesados estaba Caberín, es decir, ya hay candidato a la victoria. Regresaba el campeón Roberto Bulnes, es decir, ya hay alternativa. Y se vieron en la final. Dura, como corresponde. Reservona, el miedo guarda la viña. Pero Abel está más luchao, más confiado, más Abel Isaí.

Van pasando cosas en pesados. El Tigre sigue entrando en el cuadro de honor, Likete y Aitor buscan el mismo espacio y ayer fue para el de Lillo, pero después de empatar a cero.

A ver si va creciendo este peso.
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