Corro de Puebla de Lillo: "Ahora, llama burra al caballo"

Incontestable victoria del joven Adrián Fierro, que aprovechó la victoria de El Míster ante Víctor y le derrotó en la final de ligeros

Fulgencio Fernández
06/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Lillo pudo disfrutar de un más que interesante corro con algunas sorpresas y muy buena lucha en varios combates. | MAURICIO PEÑA
Lillo pudo disfrutar de un más que interesante corro con algunas sorpresas y muy buena lucha en varios combates. | MAURICIO PEÑA
Tienes en Lillo el impagable privilegio de poder ver el corro con el gran Nardi, el de Villarmún, que casó para la Montaña y anda acantonado en Redipollos, ahí a tiro de piedra-. No se prodiga por los corros y conoce a pocos luchadores, pero no le hace falta, que ya veía crecer la hierba de luchador y la ve de espectador.

En el primer combate que luchó Adrián Fierro, con el local Albertuco, nada más que dio la primera caída preguntó: "¿Cómo se llama este guaje? Apunta que gana el corro ¿o no?"

- No sé. Está Víctor Llamazares y El Míster y Busi y Jesús...
- Apunta al guaje.

Apunto. Sigue la lucha. Y salen al medio el poderoso Víctor y el impasible Santi, dos hombres tranquilos. Nardi recuerda a Santi de otros años-»acaba de hacer 37 años», le explico- y me dice, «no te fíes». Recuerda él cuando subió por primera vez a luchar en Lillo, andaría cortejando, y le tocó con un paisano calvo y mayor. Nardi salió a lucirse y «cuando desperté me había dado dos caídas enteras, como el que mete la chaqueta debajo el brazo». Cuando volvió a la grada un viejo aficionado le dijo: «No te olvides del nombre del paisano, se llama Eutiquiano Urdiales». Casi nada, Nano el de Nava. No se le olvidó.

Cuando acabó de contar ocurría que El Míster, el paisano, acababa de tirar al líder del peso, Víctor Llamazares. «Otro Nano», le digo.
- No, ahora yan no hay desconocidos, se conocen todos, pero el perro viejo igual me enreda al guaje. No creo.

Y Santi también se lleva por delante a otro de los favoritos, Busi, en un combate de los qe hacen afición, en los que Busi tiraba cadriladas a los cables y Santi se agarraba al tapín y esperaba su oportunidad. Estuvieron a caída y media, Busi necesitaba atacar pues dio la primera Santi... y El Míster le esperó y le remató.

Nardi, sin embargo, seguía apostando por Fierro que volvió a ofrecer otra semifinal de poderío ante el eficaz Jesús, el de La Braña.

Ya estaban en el centro. El Míster, 37 años. Fierro II, 20 años. Santi con dos ligas en su palmarés, Adrian con solo un corro ganado en senior, hace dos años en La Mata, pero con una clase de la que siempre se espera más.

Fierro fue un Busi concabeza. Atacó con ganas. Pensó. Esperó. Y no dejó que el de Cistierna le diera ni media caída. Ya había campeón.

- Acertaste Nardi ¿Cómo lo haces?
- Fácil. Nunca le llames burro al caballo, que te equivocas.

No defraudaron los categorías ‘delos kilopondiómetros’ sin sorpresa


Estaban agarrados Adri el de Villavente y Lixer Campos. Se veía la tensión en sus brazos que más que marcar los músculos los dibujaba y un espectador describió la imagen: «Son los combates de los kilopondiómetros, hay más potencia ahí que watios gasta todo el valle en un mes».

No le faltaba razón. Hay en medios varios luchadores que impresionan. A los citados suma a Diego Arce, a Samu, a Flechina y, por supuesto, a La Roca. Saltan chispas y tapines en sus combates. Ayer pasó en varios. En el Flechina-La Roca, en el Adri-Arce y el citado fueron calentando motores para ver la final que esperaban y que se produjo, el joven Adri con el veterano Moisés, que ya había tirado de su repertorio de «retortijón y el cesto» ante el difícil Flechina.

«A ver qué pasa», se preguntaron varios, pero la idea generalizada es que Moisés no estaba para bromas. Y no estaba. Resolvió incluso fácil a su lucha, por abajo, sin concesiones, como dio las dos enteras que mandaron al de La Sobarriba en el tren de regreso y Moisés a estirar. «A estas edades hay que cuidarse».

Y si en medios se gastan los kilopondiómetros —perdón por la nueva medida pero es muy gráfica— en semipesados se gastan los aplausos, es una gozada ver esta categoría. Ayer sólo eran siete pero todos los combates merecían la pena, al margen de un Unai que estaba a su propia fiesta y cayó en el combate inaugural ante un Villadangos que logró ser cuarto.

Después Tomasuco avisó de que va a dejar una maña para el recuerdo en cada corro con un voleo con cruce a Guiller el de Valdeón que merecía ir directo al calendario. Pero no sería la única, nos regaló propina en un combate posterior. Está muy fuerte el soldado González y Capitán Tomasuco. Fue una mediana en la semifinal con Rubo que también es de las que «paga» el viaje hasta cualquier corro.

En la final le esperaba Rodrigo Fuentes, La Perla de Cistierna, que había llevado mejor camino en el sorteo y estaría más descansado. Mereció la pena la final, Rodri fue valiente como siempre, hubo una nula, se dieron una caída cada uno, guapas las dos, el de Cistierna una mediana, el de La Vecilla una cadrilada... Y en la definitiva Rodri «se cayó» debajo, esas cosas pasan.

- Uco, Uco no falla; decía la grada.

Caberín ‘toma posesión’ y el médico ‘tumba’ al Morín de Riaño


La gente estaba contenta después de las tres primeras categorías. La tarde era muy agradable y el viento que amenazó se volvió a esconder. Eran Las Nieves, la fiesta... no marchó nadie.

Y los de pesados volvían a ser un carrusel de incertidumbre... o no tanto, pues estaba Caberín el de Valdearcos, que poco a poco va tomando posesión de volver a ser el Caberín que tiene diez ligas en casa. Tiró a Álvaro, a Elías y a El Tigre con solvencia y a la final.

Allí estaba Bulnes, sin semifinal, pues el médico no se la dejó luchar a Morín, creía el ‘galeno’ que corría riesgos evidentes.

Y Caberín tomó posesión. Estuvo como en las fases previas, dominador, sin recibir ni media caída. Seguramente su victoria era el mejor broche final a un corro tan entretenido que hasta aplaudieron a los árbitros. Las Nieves.
Lo más leído