Corro de Mansilla: 'Si le dejaran a Oblanca dirigir la Feve...'

El de Villabalter aprovecha la ausencia del líder y suma su segundo corro del año junto a Moisés, Tomasuco y Víctor J. Hernández

Fulgencio Fernández
10/09/2018
 Actualizado a 17/09/2019
Imagen del corro de este domingo. | MAURICIO PEÑA
Imagen del corro de este domingo. | MAURICIO PEÑA
Víctor Llamazares no estaba en la presentación de ligeros pero sí estaba en el corro. No había entrado en el peso. «La báscula de mi casa y la de la Federación no se ponen de acuerdo. No entré en el peso», explicaba El Hombre Tranquilo de Valderrueda para cerrar con su frase favorita: «No pasa nada».

- Hoy gana Javi Oblanca; dicen a su lado.
- Está Filín, Adrián Fierro, Dani... para todos es una oportunidad.
- Javi no deja escapar ningún tren y hoy pasa uno.
- Pues que le pongan a dirigir Feve.

Pues que le pongan, pues lo que sí era una realidad es que el de Villabalter no deja escapar ningún tren y ayer, vaya por delante, tampoco pues sumó un nuevo corro ‘La cátedra ambulante’ de Villabalter, el segundo de esta temporada en la que cumple 25 ligas consecutivas ganando algún corro cada verano. Increíble.

No extraña que a la hora de entregar los premios, otra leyenda de la comarca, Flavio de la Puente, el molinero del Valle de Mansilla pidiera: «Yo se lo quiero entregar a Javi Oblanca», como dando a entender que ya lo incluía entre iguales, los grandes de este deporte, en el que Oblanca escribió ayer otra página brillante, con cuarenta y pico...

Pero vayamos al principio que empezamos por el final (de ligeros), porque era lo importante, pero antes tuvo Javier que buscarse la gloria. Había 15 luchadores y 15 ambiciones como la suya pero ‘la cátedra’ fue repartiendo lecciones diversas, lecturas diferentes para cada uno de los rivales, con evidente acierto pues no recibió ni media caída con rivales muy variados. Un Teje al que no dejó armar su mediana, con Iván Gutiérrez fue a lo práctico, a Manolínle frenó rápido el empuje de su juventud y en la final, frente al pujante Adrián Fierro, esperó su momento, templó los nervios del de Cerulleda, le animó a entrar y cuando lo hizo le estaba esperando.

Y punto. Se acabó. Y Javier fue a sentarse con Flavio en la grada, a hablar con la gente de historias de lucha, a recordar anécdotas en su otra tierra de Omaña con el añorado Vaquero de Trascastro, que cuando se agarra al cinto todavía tensa como cuando aparecía por los corros y se ganaba a la gente con una nobleza difícil de olvidar.

Como será difícil de olvidar las cosas que hizo un tal Javier Oblanca Sánchez, ‘La Cátedra Ambulante’ deVillabalter durante más de dos décadas.

Y, que por suerte, las sigue haciendo. Como este domingo en Mansilla.

De todo en pesados, con dos ganadores, dos perdedores y un campeón triste, Víctor J.

Podría parecer impensable hace nada pero pesados fue un torrente de emociones de todo tipo. Podemos empezar por el final. LuchabanVíctor J. Hernández, el mejor pescados de la lucha, y Roberto Bulnes, que regresaba después de su operación. Estaban a caída y media, se la jugaban en el último agarre y hubo una caída de esas que Miguelín el de Acebedo decía que «valen para todo». Se hizo el silencio. Unos veían suelta, otros no, los árbitros se miraban y Roberto Bulnes le levantó la mano a Víctor J. «Me solté yo», explicaba el de Riaño. Bien se puede decir que fueron campeones los dos.

Aunque la historia dirá que ganó en Mansilla Víctor J. Hernández, el segundo corro de su vida después de otro que ganó en Lugueros. Aquel día lloró porque no estaba su hijo Víctor, un chavalín que no se separa de él, que no deja de animarle ni un segundo... «Y hoy tampoco está, no le traje porque ayer se portó mal en un cumpleaños, si llego a imaginar esto», lamentaba el bueno de Víctor J.
Sólo fue el emotivo final. Pero antes había pasado de todo. Mientras le comentaban al bueno de Goyo la que «había preparado en Cistierna»tirando a Cristian, la megafonía anuncia que se vuelven a medir Goyo y Cristian. Y se vuelve a repetir la historia, Goyo —que ya había ganado al dominó en su pueblo— tiró a Cristian, que marchó otra vez con ganas de ir andando hasta Boñar, aunque, dicho sea de paso, fue a darle la mano a Goyo. Pero regresó porque les había tocado medirse a Chus Quiñones y el líder Liquete... Y pasó lo que ni él imaginaba, que «se fueronlos dos a casa» por no darse ninguna caída. Total, todo sigue igual aunque Liquete no podía aguantar los nervios: «Esto ya lo veía venir, ¡qué pena que tengas que contar estas cosas!».

Y otra vez ocurrió que Goyo, después de tirar a Cristian, volvió a caer en la siguiente ronda, esta vez con Víctor J. Hernández, que encaminaba así sus pasos hacia esa segunda victoria de su carrera, con un gesto deportivo de su rival por lo que lo último que escuché en el recinto ya vacío fue: «Bulnes, vamos a tomar un cuba libre», le decía el campeón.

Las finales familiares, para los líderes: Moisés y Tomasuco


Y en medio de dos categorías cargadas ayer de historia y emotividad, las dos centrales —medios y pesados— no se salieron del guión escrito en cuanto a las vencedores, que fueron los líderes Moisés Vega, La Roca de Cistierna, en medios y pesados, y Tomasuco de La Vecilla.

Pero como la tarde venía metida en anécdotas también las hubo y las finales fueron ‘familiares’, Moisés contra su primo Samuel; y repitieron la de Cistierna los Ucos, Tomás y Alberto.

No le dio tiempo Moisés a la grada a especular con si La Roca dejaríaganar un corro a Samuel pues pronto loe dio una entera que definía. «Con Moisés... pijadinas las justas».

Y nuevamente esta categoría fue una demostración del poderío de La Fabricona de Cistierna, pues a los dos citados se sumó en la tercera plaza Santi El Míster, un clásico que este año no acaba de dar el juego que, por ejemplo, nos regaló en su regreso a ligeros.

Y tampoco hubo dudas en la final de Los Ucos. Tampoco es Tomasuco de los que aguantan bien dos derrotas seguidas y ayer tampoco le dio ninguna opción a su hermano mayor yendo mucho más al grano.

Había subido Rubo otra vez a semipesados —«para la semana que viene vuelvo a medios», explicaba el de Valdorria—, igual que subió Víctor Llamazares a medios y en la tarde de coincidencias Víctor empezó con Moisés y Rubo con Tomasuco; es decir, para casa en el tren de vuelta.

Y un combateen el que el entrañable Kiko dio una entera y se ponía a tiro de victoria... No fue posible pero la grada vivió la emoción.
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