09/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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La escritora polaca Wislawa Szymborska, considerada una de las voces más originales de la poesía contemporánea de su país, recibió en 1996 el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra. No hace tanto, se ha publicado en castellano ‘Correo literario’, una colección de comentarios que hacía a quienes pretendían ver publicados sus escritos en la revista ‘Vida Literaria’.

Ella misma definía así su trabajo: «Es una vieja tradición de las revistas literarias. Siempre ha sido necesario responder a algunos autores, sobre todo principiantes, sin escribirles directamente a ellos. Por regla general, se resolvía la cuestión con un breve “no se contempla” o “recomendamos trabajar un poco más el texto”. Consideramos que igual valía la pena en algunos casos justificar la decisión». Y continuaba: «Yo intentaba que entendieran cosas elementales, les animaba a que reflexionaran sobre el texto recién escrito, a que fueran mínimamente críticos consigo mismos. Y, lo más importante, los animaba a leer libros. Igual soy una ilusa, pero espero que algunos de ellos hayan conservado esa maravillosa costumbre toda la vida».

Este libro de 170 páginas me parece muy recomendable. Y más, si cabe, para quienes tenemos el gusto por la escritura, pues podemos encontrar consejos bastante sugerentes: sobre el trabajo y la inspiración, sobre la necesidad de dejar hablar a los personajes, el error de pretender decirlo todo en un solo poema o relato o sobre la necesidad de la reescritura (Chéjov, nos recuerda, reescribía sus textos siete veces y Thomas Mann hacía hasta cinco correcciones). Y lo hace con una experiencia, una ironía y una gracia, inigualables. Son comentarios de fondo y a veces duros, pero con cariño: «Sus poemas, querida, son anticuados tanto en forma como en el ámbito de las ideas. Es algo sorprendente en una joven de diecinueve años. ¿No serán versos copiados del álbum de recuerdos de su bisabuela?». «Lo cierto es, sin embargo, que un escritor se forma en su interior, en el corazón y en la cabeza: gracias a una innata predisposición a abstraerse, a vivir de forma emocional las cosas más pequeñas, a asombrarse incluso ante aquello que a los demás les parece normal». «El corazón de la chica «alberga sentimientos contradictorios”, el hombre “le cierra la boca con un beso….” Se puede escribir así, es cierto, pero no hay que escribir así».

¿No es genial?
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