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Corredores secundarios

12/07/2018
 Actualizado a 11/09/2019
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Cuando se intenta conectar un territorio con las grandes redes de comunicaciones, se piensa en los corredores hacia las grandes ciudades y hacia los grandes puertos de mercancías. En el caso de León la mirada se ha dirigido siempre hacia Madrid, hacia los puertos del Musel, de Galicia, hacia Oporto y Barcelona. Este proceder hace que nos concentremos en infraestructuras por las que frecuentemente compiten otras ciudades y territorios, que buscan los mismos recursos. Hay que estar en esa batalla, pero existen otras posibilidades que suelen quedar en el olvido. Una de ellas es el desarrollo de corredores secundarios que pasan desapercibidos y que podrían crecer con un impulso claramente menor.

En el caso de León tenemos un corredor que ha permanecido en el olvido y que presenta posibilidades aún no exploradas. Se trata de una cadena de ciudades de más de 5.000 habitantes, unidas por autovía, con una distancia media de 50 km entre ellas, que juntas forman una línea capaz de generar empleo y desarrollo si se explota. La concatenación de nodos urbanos y áreas metropolitanas está compuesta por León-Valencia de Don Juan-Benavente-Zamora-Salamanca-Peñaranda de Bracamonte y Ávila.

Esta línea, que reúne unos 525.000 habitantes en sus zonas urbanas y hasta 700.000 contando con sus inmediaciones, permitiría la realización de apoyos mutuos para potenciar el paso de mercancías y fijar empresas. Para lograr una acción conjunta se requiere un liderazgo que por el momento no afloró. Hay que valorar que cuenta con dos áreas metropolitanas que aglutinan casi 400.000 personas, dispone de dos aeropuertos y da acceso a 3 pasos fronterizos. La masa industrial de esa zona, con no ser enorme, supone una aglomeración relevante en el sector químico-farmacéutico y en el alimentario. En el sector primario la masa ganadera es abrumadora respecto a la de regiones limítrofes, lo que implica un trasiego de animales, productos cárnicos, forrajes y otros elementos para la nutrición de esa cabaña que requiere de una notable capacidad de transporte.

Si considerásemos el papel de ese corredor secundario en la red de comunicaciones peninsular nos llevaríamos una sorpresa. Puede competir por el tráfico entre Madrid, Galicia y Asturias; es zona de paso casi obligada desde el norte de Portugal; conecta los transportes de largo recorrido con la subred del sur peninsular, evitando el siempre problemático paso por Madrid. En definitiva, la creación de un corredor de ciudades como éste, que colabore en la promoción industrial o en la captación de operadores logísticos es una oportunidad con poca competencia.
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