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Coronavirus, justicia y caridad

01/09/2020
 Actualizado a 01/09/2020
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La gran crisis ya está aquí en sus vertientes sanitaria, económica, política y social. Lo sabemos, hablamos de ella, pero tal vez aun no somos plenamente conscientes. Imagino que no tardaremos mucho en despertar de lo que a veces solo parece un mal sueño. En cuanto al tema sanitario la mascarilla ya se ha convertido en una prenda habitual. Hay mascarillas para bodas, para primeras comuniones... Respecto de los muertos, con todo el dolor que supone la perdida de un ser querido, no nos queda más remedio que pasar el duelo y asumirlo, confiando en que descansen en paz.

A pesar de que el dinero no lo es todo y de que es menos importante que la vida, las consecuencias en el plano económico, con la escalofriante pérdida de puestos de trabajo y la falta de ingresos en muchas familias, va a ser el detonante que más contribuya a despertar y tomar conciencia de la cruda realidad.

En un estado bien gestionado y justo deberían existir los oportunos mecanismos para evitar consecuencias dramáticas. España tiene la suficiente riqueza para que todos podamos vivir dignamente. Lo que ocurre es que no existe una auténtica justicia distributiva y unos vivimos mejor que otros, porque tenemos la suerte de tener un trabajo estable o unos ingresos asegurados. Lo justo es que nadie quede excluido de esta estabilidad, aunque ello suponga que otros tengamos que perder un poco, empezando por quienes nos gobiernan. Pero, dado que la crisis ya está aquí, y la buena gestión no siempre está asegurada, es preciso acudir al remedio de la solidaridad y de la caridad.

No hace muchos días que en unos pueblos de Zamora, en los que por culpa de un incendio se quedaron sin alimento para el ganado, vieron llegar, sorprendidos y emocionados, una caravana de tractores de otros pueblos, cargados de paja, para ayudarles a afrontar la difícil situación.

Recientemente la diócesis de Astorga ha propuesto a sus sacerdotes entregar a Cáritas la nómina de un mes. Muchísima gente en España podría hacer lo mismo y no se iban a arruinar. Bien gestionada ésta u otras formas de solidaridad, se podría hacer frente a infinidad de situaciones verdaderamente dramáticas y urgentes. Pero, aunque no faltan personas solidarias y caritativas, mucho nos tememos que esta crisis todavía no nos ha ayudado a recapacitar lo suficiente. Aun va a tener que venir una crisis mucho peor para poner más en evidencia nuestro egoísmo. Por supuesto, una de las mejores muestras de solidaridad y caridad es la de crear y mantener puestos de trabajo.
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