Contador a cero

18/06/2019
 Actualizado a 17/09/2019
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Dicen que toda mentira tiene una parte de verdad, aunque sea inconsciente para sí misma, que no está preparada para creérselo. Hasta un reloj parado no se resiste a declararse cierto dos veces al día, así que, malo ha de ser que en los cuatro años que comienza a descontar la cadencia consabida del calendario electoral no caiga algo de realidad. No confundir verdad con promesa, de eso predigo discusiones ciertas por centenares, y sin bola de cristal ni posos de café de por medio. Comienza el tiempo de ‘donde dije digo’, de palabras con significados variados o variables, de ‘esques, creíques’ y de ‘mi perro se comió el programa electoral profe’. Sería divertido ver cómo se retuercen las corbatas multicolores buscando esconderse bajo una solapa que no la reconoce, por ser de nuevo cuño,o nudos violentados al calor de una farsa, pero rompe la gracia cuando lo que eleva el color rojo de las mejillas te toca el final de la espalda y lo hace desde el pie, con una sonora patada, eso sí, con un cariño paternal. Pero no queda otra que esperar que pase, porque no hay medicina preventiva en esto de la política. Ni siquiera el ‘te lo dije’ o ‘lo sabía’ después del sonrojo de los que llegan sirve para frenar el golpe. Nos hemos hecho viejos con hematomas en el culo y nuestra única esperanza ahora que se pone el contador a cero no está ya en conseguir que no se produzca, solo en ilusionarnos en que esta vez, quizá sepamos sortearlo. A ver si de esta.
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