Conjugar tradición y digitalización en la cuenca del Torío

Pablo Pascual desarrolla este verano un proyecto de mejora de regadíos en la zona

C. Centeno
16/08/2022
 Actualizado a 16/08/2022
Pablo Pascual realizando trabajo de campo durante su beca veraniega. | L.N.C.
Pablo Pascual realizando trabajo de campo durante su beca veraniega. | L.N.C.
La tradición marca las labores agrícolas en la cuenca leonesa del Torío. Una zona marcada por la meteorización de la propiedad, con pequeños terrenos que en la mayoría de ocasiones se utilizan para la producción de pastos con los que alimentar a la cabaña ganadera. Para ello, son muchos los que riegan directamente de un río que no tiene regulación, por lo que dependen de su curso normal, con grandes avenidas de agua en primavera por el deshielo y un estío muy seco que se puede ver en la actualidad.

Conservar ese régimen tradicional adaptándose a nuevas situaciones como la escasez de agua y el cambio climático es uno de los objetivos del trabajo que durante los meses de julio y agosto desarrolla Pablo Pascual, un alumno de la Universidad de León que está a punto de concluir el grado en Ingeniería Agraria. Gracias a una beca Ralbar, financiada por la Fundación Banco Sabadell, realiza prácticas este verano en la zona, englobadas en su proyecto ‘Digitalización de regadíos tradicionales en la cuenca del Torío’. El convenio en el que se enmarcan su trabajo se ha realizado con la Comunidad de Regantes de la Presa de Matueca de Torío, una de las adscritas a la Asociación Consejo de la Cuenca del Torío.

Una de las principales misiones de Pablo Pascual es cuantificar la cantidad de terreno que se riega y cuánta agua se gasta en él, algo que actualmente no se hace. «No es un regadío que tenga una sola toma del río, que entonces sería fácil poner un contador, aquí hay muchísimos canales y muchas comunidades de regantes», explica el estudiante. En ese estado y teniendo en cuenta que los propietarios de la zona rechazan cualquier tipo de concentración parcelaria y quieren mantener sus costumbres, su planteamiento pasa por la digitalización de la zona, realizando un mapa mediante cartografía SIG. «A partir de ahí y con imagen satélite es muy fácil ver lo que se está regando y lo que no», explica. Con ello, «se cuantificaría la superficie, que no se conoce, y una vez cuantificada se puede hacer una estimación por grado de la evapotranspiración de las plantas que se puede obtener también vía satélite y, junto a las prácticas culturales de cuántas veces riegan y los usos, se podría determinar la cantidad de agua», detalla.

Junto a ese trabajo, Pablo Pascual trabaja codo con codo con el técnico de la Asociación Consejo de la Cuenca del Torío para la realización de trámites administrativos que tienen que ver con las diferentes comunidades de regantes, muchas de las cuales se unieron al complicarse la burocracia a seguir con organismos como la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). «Por ejemplo, en esta zona se sigue midiendo el terreno en heminas y la longitud de los canales se mide en varas», asegura, por lo que hay que adaptar esas medidas a las unidades ‘oficiales’ en algunos casos.

Además, están trabajando en la realización de una charla sobre el uso eficiente del agua en los regadíos, para tratar de mejorar este aspecto. En la zona se riega a manta (o a pie), algo que «no tiene porque ser una mala opción si se realiza siguiendo unos criterios técnicos», confirma Pablo Pascual.

Por último, están trabajando en la constitución de un AKI, un sistema de conocimiento e innovación agrícola asociado a la PAC y con el que les gustaría implicar a otras instituciones con los regadíos de la cuenca del Torío, como pueden ser la propia Universidad o la CHD, para poder avanzar en su conocimiento y modernización sin dejar de lado la intención de los propietarios: mantener la tradición.
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