Concienciación parcelaria

Javier Alonso Ponga
20/03/2021
 Actualizado a 20/03/2021
El titulo no es un error de imprenta responde a la necesidad que tenemos de tomar conciencia de planificar para cuidar nuestro medio rural y la concentración parcelaría podría ser un ejemplo de ello.

Actualmente un buen equipo de técnicos de la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León están coordinando y desarrollando el proyecto de concentración parcelaria de la comarca de los Oteros que será la mayor concentración parcelaria que se ha abordado hasta ahora en la Comunidad de Castilla y León, incluye 13 municipios de León y uno de Valladolid con casi 34.000 hectáreas distribuidas en 22.700 parcelas de secano, y afecta a unos 3.800 propietarios. El proyecto realmente es de envergadura pero muy fructífero para la comarca y una oportunidad para hacer un desarrollo integral y sostenible de todo el secano del sur de León.

La red de caminos rurales que se establecerá, comunicando entre sí todos los municipios, incluyendo una circunvalación a cada núcleo de población favorecerá la movilidad de la maquinaria agrícola necesaria para realizar las labores culturales es una iniciativa plausible.

La reducción paulatina del número de agricultores lleva consigo que las explotaciones, de aquellos que quedan en activo, aumenten la superficie de cultivo, sea en propiedad o en arrendamiento, esto implica que las parcelas de la explotación ya no están cerca del domicilio del agricultor pueden estar en un radio de acción de 20 km y en varios municipios.

La concentración de las fincas y la conexión de los caminos hará que la maquinaria tenga que recorre muchos menos kilómetros lo que redundará en beneficio propio del agricultor y en el del medio rural, mientras menos desplazamientos menos contaminación

Esta Concentración Parcelaria, con los conocimientos que se tiene hoy día sobre la necesidad de mantener el medio ambiente va a servir para corregir alguno de los errores que, por desconocimiento, se cometieron, en mi opinión, en la primera concentración que se hizo hace más de 50 año.

Me consta, y aplaudo la idea, que se quieren recuperar alguna de las lagunas que se drenaron en la concentración anterior, recuperarlas para uso y disfrute de todos, implica que pasen a ser propiedad de los ayuntamientos o de las juntas vecinales. Habrá que tapar los desagües que se hicieron en la concentración anterior, el paso del tiempo facilitará la regeneración del ecosistema y volverán a crecer los juncos, las espadañas, a anidar los patos etc. siempre y cuando no haya algún desaprensivo que quema la laguna para poder añadir algún metro más a su parcela o porque cree que la fauna que allí habita influye negativamente en su cosecha, de ahí que haya que perimetrar estas lagunas generosamente.

Me congratula la idea de recuperar los valles y cañadas comunales, que han ido estrechándose a medida que se han ido ensanchando las parcelas colindantes, en mi opinión habrá que marcar los valles y cañadas como estaban cuando se realizó la primera concentración hace 50 años. Ahora que se van a geolocalizar las delimitaciones de las parcelas es muy fácil controlar la disminución de lo comunal y el crecimiento de las parcelas limítrofes, no estaría mal que, cada cierto número de años, algún organismo cotejara las lindes marcadas en la concentración. Los valles y cañadas representan una gran diversidad de flora y de fauna aclimatadas ya al ambiente, por eso es importante conservarlos y evitar que se utilicen como acceso cómodo a las parcelas o como lugar de maniobra cuando se hacen las labores agrícolas.

En un secano desolador como es el del sur de la provincia de León recuperar y mantener las fuentes que brotan espontáneamente, principalmente en los valles, es de obligado cumplimiento en una reestructuración del medio como se pretende que sea la concentración parcelaria.

Mención aparte merecen los caminos. Me alegra mucho la idea de hacer una circunvalación en todos los pueblos para evitar el paso de la maquinaria agrícola por el casco urbano. Hay que hacer los caminos necesarios y con una anchura suficiente para poder circular con la nueva maquinaria y en el entronque con las carreteras un amplio abanico para poder tener carril de aceleración y desaceleración. No sé si se puede, pero habría que obligar a todos los propietarios a que hagan una entrada a sus parcelas con unas mínimas dimensiones tanto de anchura del acceso como de diámetro del tubo salva-cunetas.

Actualmente lo que hacen algunos, que no merecen el nombre de agricultores, porque el buen agricultor respeta todo lo comunal, es tapar la cuneta para poder acceder a sus parcelas. Son agricultores tan pobres que sólo tienen tierra y tapan las cunetas para poder acceder a sus fincas lo que implica que el agua que tenía que correr por las cunetas al encontrárselas obstruidas invade los caminos con el correspondiente deterioro de estos. No es menos cierto que quien obstruye las cunetas echa tierra también sobre sí mismo.

Si paseas por el campo y conoces a los agricultores de la zona puedes saber quien cultiva una parcela y quien cultiva otra por el respeto que tienen a las cunetas y a los terrenos comunales, en algunos casos han desaparecido casi por completo, donde han desaparecido suele ser de esos cultivadores tan pobres que solo tienen tierras.

A lo mejor, la culpa es de los ingenieros de concentración que se empeñan en hacer los caminos y cañadas por el medio del campo, con la necesidad que tienen algunos de tierra.

A mí no me importa que de la superficie que tenemos cada uno de los propietarios se detraiga un poco más para dejar caminos amplios, lagunas donde se pueda, recuperar fuentes etc. En el pueblo siempre se decía que, al final, con cuatro metros cuadrados se tenía suficiente. Con la incineración, ya no se necesitan ni cuatro metros.
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