Calentando motores. Llegan meses taurinos, Sevilla y Madrid extienden sus mitos; Sahagún los tiene a la vuelta de la esquina; León ya anunció los carteles de este año; Valdepiélago acudirá a su cita... Los leoneses miran de reojo a ver si la épica batalla de Javier Castaño con la gloria da sus frutos y nuevamente encuentran que Francia sigue siendo el refugio de sus sueños.
Calentando motores. También para la polémica. Seguirán las protestas de los antitaurinos, seguirá en distanciamiento pues no parece viable conciliar los argumentos ni acercar las posturas. La realidad vive más pendiente de las nuevas corporaciones municipales, de las promesas que unos y otros hicieron, unos de quitar y otros de poner, nuevamente tan distantes como el toro y la sombra a la que quiere atrapar, sin saber que las sombras sin inabarcables.
Hay una tercera vía. La de Mauri. No le entusiasman los toros pero sí las imágenes que le regalan, los juegos de luces y sombras, la sugerencia de las estampas.
Hay otra tercera vía, la de los lectores de historias mágicas o épicas escuchadas como historias, sin partido; como al que no le gusta el boxeo pero le fascina el cine negro o la vida de Panamá Al Brown.
Y otra. La de los que incorporan al lenguaje el rico ‘palabrero’ taurino de la larga cambiada, el mundo por montera, atarse los machos, estar al quite...
Yo prefiero ver los toros desde la barrera. No entro al trapo.
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