03/07/2015
 Actualizado a 09/09/2019
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Dos inmensas chimeneas se elevan casi 300 metros sobre la hoya del Bierzo. Dos tremendos hitos en el paisaje berciano por los que se vierten ingentes cantidades de un veneno amarillo, a veces ocre, que impregna el aire que respiramos. Y es que en esta comarca uno se acabó acostumbrando a la rutina del aire irrespirable, el trasfondo de la enfermedad. En 2013, hay que recordarlo, la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha declarado a la contaminación atmosférica oficialmente como cancerígena.

La central térmica de Compostilla, la segunda central termoeléctrica más grande de España, costó a los ciudadanos en 2012 en torno a 150 millones de euros en daños causados al medio ambiente y a la salud, según un informe elaborado por la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, en sus siglas en inglés). El informe de la EEA evalúa una serie de impactos perjudiciales causados por la contaminación ambiental: muertes prematuras, costes de hospitalización, días de trabajo perdidos, problemas de salud, daños a edificios y disminución de las cosechas, entre otros.

En este informe de la EEA, Compostilla figura en el puesto número nueve entre las instalaciones industriales con mayor impacto del estado español. El humo insalubre de esta central genera unas terribles pérdidas económicas ocultas. Quizá cada vez menos ocultas porque, por ejemplo, los casos de leucemia aguda en el Bierzo duplican la media autonómica. Entre los factores causantes de esta enfermedad se encuentran los altos índices de contaminación según ha reflejado un reciente estudio sobre enfermedades onco-hematológicas en el Bierzo. Es precisamente en el entorno a Compostilla, en la zona del Bierzo Central, dónde más casos se han detectado, dónde se superan frecuentemente los objetivos legales de contaminantes como el dióxido de azufre y el ozono. Más alarmante es la emisión de metales pesados como mercurio, hay que recordar que en el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes, Compostilla figura como la instalación industrial que más mercurio emite, en 2008 se emitieron 412 kg a la comarca.

Lejos de solucionarse el problema, esta semana nos encontramos con que Ecologistas en Acción denuncia un incremento significativo en la utilización del coque de petróleo como combustible. Compostilla se habría transformado «en una incineradora de residuos de refinería». El uso de este combustible con alta concentración de metales pesados, permitirá que sigamos siendo líderes en la ‘Champions League’ de contaminación. ¡Vaya suerte!
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