Cómodos

18/05/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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El otro día me dio por reflexionar acerca de los pecados capitales. Me preguntaron que si me acordaba de todos y los primeros que me vinieron a la mente fueron la Gula y la Pereza. ¿Será que son en los que más incurro? El caso es que el tema de la pereza me recordó la de cosas que tenía que hacer ese día. Era domingo, y con el trajín de vida que me traigo sólo puedo aprovechar esos días para hacer las múltiples tareas a las que no llego entre semana: llenar la nevera –a veces parece que le ha caído una bomba nuclear– recados, adecentar la casa… En fin, gajes del día a día. Pero cuando precisamente tengo más tiempo, menos ganas me entran de hacer nada. Y ahí es cuando entra en juego la tecnología. ¿Para ayudarnos, para hacernos la vida más fácil o para, simplemente, hacernos más perezosos? El domingo finalmente hice la compra por Amazon y decidí que era día de relax en el sofá. Hay veces que hasta he pedido ‘un glovo’ para que me trajeran ibuprofeno a casa o hielos que se nos habían acabado en una fiesta. No me muevo sin Google Maps para ir a casi ningún sitio y confieso que a día de hoy no podría vivir sin Netflix. Le contaba a mi padre el tema de la compra por Amazon y sorprendido, me respondió que esas cosas sólo las podemos hacer en sitios como Madrid. Pero justo esta semana me entero de que Deliveroo ha llegado también a León y que Glovo ya opera en la ciudad desde febrero. No sé si el servicio tendrá el mismo éxito en ciudades pequeñas que en las grandes, pero lo que es común a todos los mortales es que cuando llegas a casa después de un día duro en el trabajo lo que menos te apetece es cocinar. Y si encima alguno de tus restaurantes favoritos te lleva la comida a casa con tres simples gestiones a través de tu móvil, ¡para qué queremos más! También es verdad que en León nos gusta echarnos a la calle. En realidad, nada sustituye a una cerveza en buena compañía. Ni siquiera la pereza.
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