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Comerse el turrón

22/12/2020
 Actualizado a 22/12/2020
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Nunca se puede dar un partido por ganado antes de que el árbitro pite el final. La Historia del Fútbol está llena de muchos ejemplos de cómo en los minutos de descuento se llegó a la dar la vuelta a un marcador que se consideraba ventajoso. Por eso, y aunque estemos a apenas unos días de la Navidad, decir que parece que la mal llamada Mesa por León se comerá finalmente el turrón, es una afirmación arriesgada.

Pero que se coma el turrón no es garantía de continuidad en el banquillo. Hay quien cree que los entrenadores tienen que tener margen para sacar adelante su proyecto futbolístico y que las prisas y el resultadismo no son buenos compañeros de la dirección deportiva. Pero también es cierto que todo tiene un límite. Tampoco se puede permitir que el rumbo del equipo lleve a un descenso seguro a mitad de temporada.

¿Acaso no hay responsabilidad con las ilusiones y emociones de la afición? Pues parece que en este caso la hinchada está bastante más cabreada que la propia dirección deportiva. Consideran en la grada que ya son muchos partidos de no jugar a nada, de miedo a meter la pierna y de lo que consideran falta de compromiso con el escudo.

Los hay que piensan que, con esto de las sociedades anónimas deportivas, las agencias profesionales de representación y todo ese batiburrillo de intereses personales, algunos gestores solo están pensando en liquidar la sociedad y traspasar los mejores jugadores de la plantilla a algún equipo rival. Y si después declaran suspensión de pagos y quiebra, pues no pasa nada en absoluto, puesto que los socios y socias serán los que se coman el marrón.

Me comentan que algunas peñas están dispuestas a liarla gorda. Y ya sabemos que, por desgracia, en este país los conflictos cuyo origen está en la desigualdad social o territorial no tienen la misma presencia mediática que los que arman las aficiones futbolísticas ataviadas de banderas, bufandas, gorras y vuvuzelas.
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