Ciudadanos: Cuando las ratas abandonan el barco

Pedro Vizcay
14/03/2021
 Actualizado a 14/03/2021
Dicen que cuando un barco se hunde las ratas son las primeras en abandonar la nave. Algo parecido parece que está ocurriendo con Ciudadanos. Opino, sin embargo, que un golpe certero de timón puede, todavía, enderezar el rumbo y salvar los muebles.

Tras el éxito innegable en las últimas elecciones municipales y autonómicas, celebradas en mayo de dos mil diecinueve, Ciudadanos tuvo en su mano enviar al Partido Popular al ostracismo. Visto en perspectiva no cabe ninguna duda de que Rivera, el entonces líder de la formación naranja, equivocó la estrategia. Salvo en Andalucía, donde la higiene política hacía necesario enviar a los socialistas al ‘rincón de pensar’, tanto en Murcia como en Madrid y, sobre todo, en Castilla y León, pudo desalojar al PP de sus principales feudos. Lejos de eso les entregó el poder prácticamente por nada. Muchos votantes decidimos entonces que no valía la pena votar a un partido inútil, lo que significó el posterior descalabro en las eleccionesgenerales.

Arrebatar al PP su poder territorial, salvo en Galicia, habría significado su voladura controlada o, como mínimo, un periodo de profundos desajustes. Controlar las instituciones supone además la capacidad para designar miles de cargos de confianza que hubiesen servido para asentar territorialmente al partido. Un cargo de confianza es, en la mayoría de los casos, un activista político, bien remunerado, que dispone de un despacho y de todos los medios materiales para trabajar para el partido que le nombra. Todo ello pagado, por desgracia, con el dinero de todos, pero como se dice hoy en día es lo que hay. Perder el poder significa, por el contrario, encontrarse de pronto con un ejército de desalojados a los que es imposible recolocar y que llaman a la puerta reclamando«Qué hay de lo mío». Esto ya lo sabía Napoleón cuando escribió en su diario: «Cada vez que doto una plaza creo cien descontentos y un ingrato». Esto le habría sucedido a Casado en el PP. Creo que Rivera sintió vértigo. Ciudadanos había nacido en Cataluña con magníficos cuadros y un buen programa basado en la regeneración democrática, la racionalización de las Instituciones (por ejemplo la ineficacia de las Diputaciones) y sobre todo la defensa de España ante los independentistas. Un programa que ‘comprábamos’ muchos ciudadanos. Su expansión por el territorio nacional supuso la llegada de gentes de aluvión, poco preparadas en ocasiones y bastante desideologizadas, cuando no oportunistas con pocos escrúpulos. Esto lo debió valorar Albert Rivera, que no es ningún tonto, cuando renunció por ejemplo a la Alcaldía de Madrid o a la Presidencia de Castilla y León. Se equivocó. Y como en política no hay amigos, el Partido Popular pagó la generosidad de Ciudadanos como el perro que muerde la mano de quién le da de comer. En los últimos meses hemos asistido a una OPA hostil que comenzó en Cataluña con el fichaje de Lorena Roldán, la número dos, y ha seguido y seguido hasta culminar con la traición de los tres Diputados murcianos. Y seguirá, sin duda, en los próximos meses si no se pone remedio. Pero como bien dice el refrán a menor bulto mayor claridad y tan solo son solo ratas. Inés Arrimadas, a quién considero una mujer valiente y decidida, tiene en su mano enderezar el timón, pero debe dejar a un lado los escrúpulos. Aún tiene, espero, la oportunidad de devolverle la patada a Casado y Ayuso en el culo de Fernández Mañueco en Castilla y León y de Almeida en Madrid. Aunque este último no lo merezca «es lo que hay», y Villacís puede ser una magnífica alcaldesa. Mención aparte merecen las elecciones en la Comunidad madrileña, si se confirman, pero, a pesar de las encuestas, la mayoría interesadas, a veces los electores somos imprevisibles. Conservar el grupo parlamentario, aunque reducido, es perfectamente posible con un buen candidato y no el pusilánime de Aguado.

Con dos años por delante pueden pasar bastantes cosas. Muchos ciudadanos, en desacuerdo con la deriva populista de Pedro Sánchez y su entrega al independentismo, necesitan más que nunca un Partido de centro progresista y liberal. Puede darse la circunstancia de que, sin ese referente, sus votos vayan a nutrir la cada vez más abultada abstención.

Y Ciudadanos necesita un escaparate para poder lanzar sus mensajes transversales y acreditar su compromiso. En el peor de los casos, que espero no suceda, siempre tendrá el consuelo de morir matando.

Pedro Vizcay (Profesor de Historia jubilado)
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