Imagen Juan María García Campal

Centroderecha y Constitución

17/02/2021
 Actualizado a 17/02/2021
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Finalizaba el pringoso día de san Valentín cuando Cataluña invadió España entera. El escrutinio de sus elecciones, no cunda el pánico.

Así, una vez más, he visto cuán iguales somos los españoles al resto de europeos al margen de la comunidad autónoma en que vivamos y votemos. En todas ellas, el voto se manifiesta libre y mudable hasta extremos totalitarios o fascistoides. ¡Ah, frágil memoria! ¿Miserias de la democracia? No, humanas miserias.

¿Puede justificar la pandemia un crecimiento de la abstención en más de 1.326.945 ciudadanos, de un 25,54% sobre el censo total, hasta alcanzar el 46,45%? Es posible, sí, pero yo no me lo creo. De alguna manera, la propia incidencia de las olas pandémicas lo desmiente y de la organización y desarrollo del proceso electoral no se conocen grandes problemas. ¿No vamos la mayoría a comprar debidamente protegidos, higienizados y distantes?

¿Y qué puedo concluir de la comparativa de los resultados habidos con los de las iguales elecciones de 2017?

En verdad, lo que me importa, más que los resultados partido a partido, es el resultado de los, digamos, bloques sociales –el constitucionalista y el independentista– con representación en el nuevo parlamento de Cataluña, cuál fue su evolución o involución electoral.

Pues bien, considerando que, aun alguno no lo entienda, el constitucionalista o no independentista, castellanizado, compuesto por PSOE, Podemos, Cs y PP más el dudoso VOX, a pesar del crecimiento del PSOE en 16 diputados, la incorporación de VOX con 11; el mantenimiento de Podemos con 8 y las debacles de Cs y PP con sus respectivas pérdidas de 30 y 1 diputados, reducen este bloque, constitucionalista en el mejor de los casos, a 61 diputados frente al claramente independentista con sus 74. Es decir, dicho bloque ha perdido 4 diputados con respecto al resultado de 2017, en que contaba con 65.

Me pregunto entonces ¿quiénes, a pesar de sus vociferaciones, han prestado un flaco favor al constitucionalismo?

¿Entenderá el centroderecha español que la Constitución e incluso la patria, tan invocadas, son mucho más que vivas y banderas? ¿Serán capaces de la mínima autocrítica como medio de aprendizaje y rectificación? Lo dudo, aún me sonrojo de las barbaridades dichas en la noche electoral por el ‘portagrito’ del PP, el cínico Egea. Lo dudo, hay silencios tan elocuentes.

Queda la esperanza de un pacto de izquierdas, única alternativa al más de lo mismo, y así sí ocuparse de las personas y no de los territorios.

¡Salud!, y cuiden y cuídense.
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