Carolina Rodríguez da su apoyo a su compañera Olatz y pide no señalar a la rítmica

Tras confesar la joven leonesa que padece anorexia, la olímpica espera que la situación "no dañe el nombre del deporte que me vio crecer"

L.N.C.
25/06/2020
 Actualizado a 25/06/2020
Carolina Rodríguez, durante un entrenamiento en el CAR. | DANIEL MARTÍN
Carolina Rodríguez, durante un entrenamiento en el CAR. | DANIEL MARTÍN
La exgimnasta internacional Carolina Rodríguez emitió este jueves un comunicado en el que muestra su apoyo a su excompañera en el Club Ritmo Olatz Rodríguez, que esta semana hacía público que padece anorexia y que esa circunstancia es la que le ha hecho dejar la gimnasia rítmica, un deporte en el que aseguraba que esta circunstancia "pasa mucho". Carolina asegura que Olatz "siempre tuvo buenas palabras hacia mí y porque ha sido una apasionada de la gimnasia como yo, pero que por circunstancias personales, como sucede en muchos otros ámbitos de la vida, no ha podido hacer frente a la presión que la alta competición conlleva".

La tres veces olímpica también pide "no señalar" a la gimnasia rítmica por este motivo: "tengo sentimientos contrapuestos al ver como esta situación podría dañar el nombre del deporte que me vio crecer, que me enseñó grandes lecciones para la vida y que me ha aportado la mayor felicidad y momentos donde el cuerpo y la mente se nutren de situaciones que ponen a prueba a una niña o a una adolescente para saber sus límites como si de un adulto se tratara. No todo el mundo vale para esto, pero la anorexia no está dentro de los porcentajes más elevados en ningún deporte, ni siquiera en la gimnasia. Hoy existe mucho más conocimiento acerca de la nutrición y de las necesidades de cada deportista, aunque tengan que estar más delgados que otras personas consideradas como ‘normales’".

La leonesa explica que en su carrera "apenas he visto algún caso de esta enfermedad relacionada con mi deporte y los casos que he conocido, han estado asociados a otros problemas que hacen que esta conducta se desarrolle. Doy gracias porque mi club y todas las personas que me tutelaron en cada momento jamás me prohibieron comer algo y me obligaban a sacar buenas notas en el colegio".

Por último, Carolina afirma desear "que Olatz encuentre solución después de reconocer que está pasando por una crisis personal. A mí me toca vivir un poco la del ‘día después de la retirada’, pero ni existen dietas obligatorias, ni es tanto sufrimiento conseguir verte en plena forma si de verdad te dedicas al deporte".

Este es el comunicado íntegro de la exgimnasta:

Ante todo, me gustaría expresar mi apoyo a Olatz. Por ser una niña que siempre tuvo buenas palabras hacia mí y porque ha sido una apasionada de la gimnasia como yo, pero que por circunstancias personales, como sucede en muchos otros ámbitos de la vida, no ha podido hacer frente a la presión que la alta competición conlleva. Lo sé porque he visto quedarse atrás a muchas compañeras que soñaban con lo mismo que yo, pero que por otros problemas que no tienen que ver con la anorexia, tampoco lograron realizarse deportivamente, pero supieron gestionar su pronta retirada de la mejor forma.

Por otro lado, tengo sentimientos contrapuestos al ver como esta situación podría dañar el nombre del deporte que me vio crecer, que me enseñó grandes lecciones para la vida y que me ha aportado la mayor felicidad y momentos donde el cuerpo y la mente se nutren de situaciones que ponen a prueba a una niña o a una adolescente para saber sus límites como si de un adulto se tratara.

No todo el mundo vale para esto, pero la anorexia no está dentro de los porcentajes más elevados en ningún deporte, ni siquiera en la gimnasia. Hoy existe mucho más conocimiento acerca de la nutrición y de las necesidades de cada deportista, aunque tengan que estar más delgados que otras personas consideradas como ‘normales’.

Se dice que el porcentaje de grasa de una gimnasta disminuye. Claro que lo hace. Igual que en el caso de un fondista de atletismo o del mismísimo Michael Jordan, pero si de algo me tengo que sentir bien es de haber sabido gestionar toda esa presión con ayuda de profesionales y poder competir siempre con índice de masa corporal dentro de la ‘normalidad’, y fue eso lo que me permitió optar a esos puestos que añoraba a nivel mundial y teniendo, quizás, más curvas que una mujer que no practicara tanto deporte como yo. Mi cuerpo no era extremadamente delgado y lograba ser lo suficientemente ágil, fuerte y estéticamente “fina” para que todos mis movimientos fueran presentables a ojos de quienes me evaluaban.

Desde el año 1994 hasta hoy que llevo en este mundo doy gracias porque apenas he visto algún caso de esta enfermedad relacionada con mi deporte y los casos que he conocido, han estado asociados a otros problemas que hacen que esta conducta se desarrolle. Doy gracias porque mi club y todas las personas que me tutelaron en cada momento jamás me prohibieron comer algo y me obligaban a sacar buenas notas en el colegio.

Con 10 años supe que quería ser olímpica y eso me hizo empezar a trabajar el cerebro como si fuera adulta. Y eso suponía, ya por entonces, sacrificar ciertas cosas, entre ellas alimentarme bien para entrenar cada semana y que no llegase a una competición con un bajón por no establecer horarios de comida con los nutrientes necesarios. Desde el principio me hicieron ver la importancia de conocer mi cuerpo para saber aquello que me sentaba mal antes de enfrentarme a la situación real de competición. Reconozco que me gustaba comer mucho y no fui perfectamente ejemplar en esto, pero me enseñaron a hacer las cosas bien y estoy agradecida porque la alimentación fue clave para prolongar también mi trayectoria y mantenerme a día de hoy con un peso normal (3 ó 4 kilos por encima del que tenía en el mejor pico de forma que haya tenido).

En la gimnasia no existen números en los kilos, simplemente se trata de conseguir un buen estado de forma para poder asimilar todas esas repeticiones que pueden afectar a la estructura muscular y ósea de nuestra anatomía. Si entrenas con kilos de más, que normalmente se hacen visibles al ojo humano, eso repercute de forma negativa pero porque lo que produce es un porcentaje más elevado de lesiones.

Deseo que Olatz encuentre solución después de reconocer que está pasando por una crisis personal. A mí me toca vivir un poco la del ‘día después de la retirada’, pero ni existen dietas obligatorias, ni es tanto sufrimiento conseguir verte en plena forma si de verdad te dedicas al deporte. Desgraciamente el culto al cuerpo está masificado hoy en día y la gente hace barbaridades sin tener que representar la bandera de su país y sin jugarse ningún puesto importante a nivel mundial. Os digo por experiencia que la alta competición es otra cosa.

Fdo.: Carolina Rodríguez Ballesteros (Gimnasta del equipo nacional. Olímpica en Atenas 2004, Londres 2012 y Río 2016. Doble diploma olímpico)

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