Carbón, arena y vino para mostrar diferentes mundos

El pintor Adolfo Alonso Ares presenta sus obras en la galería de arte Bernesga bajo el título ‘Pasajes del otoño’

Vicente García
04/11/2021
 Actualizado a 04/11/2021
El poeta y pintor Adolfo Alonso Ares junto a algunas de las obras que se exponen en la sala Bernesga. | VICENTE GARCÍA
El poeta y pintor Adolfo Alonso Ares junto a algunas de las obras que se exponen en la sala Bernesga. | VICENTE GARCÍA
Cuelgan en la galería Bernesga los cuadros de Adolfo Alonso Ares bajo el título ‘Pasajes del otoño’, una serie de obras que representan diferentes mundos realizados con distintas técnicas y soportes, aunque el autor dice ante su primera serie que: «esos óleos tienen en su interior arenas del desierto y laten de la poesía, porque todos tienen poemas que he escrito a lo largo del tiempo y además la arena del desierto del Sahara la recogí yo en el Atlas, cuando pasé por allí con un amigo poeta marroquí. Tiene la idiosincrasia de una tierra de la que muchos de nosotros descendemos porque venimos de aquel mundo, el mundo árabe. Esos colores laten en el abismo de la imaginación, porque conforman el mundo de la poesía». En sus cuadros se unen los diferentes trazos y figuras con los poemas, el trazo en espiral es el trazo de la vida, los ajedrezados componen sus mundos así como la arena del desierto que ha recogido el autor en el otoño y da título a la serie, ‘Pasajes del otoño’ y por extensión a toda la exposición. El autor al hablar de esa serie dice: «La espiral que se encuentra en esos cuadros muestra la incertidumbre pero esos cuadros no son de incertidumbre, son cuadros visionarios, cuadros del futuro pero a la vez del pasado, porque rememoran el pasado». Esta serie de cuadros están pintados al óleo sobre lienzo e incluyen poemas en una letra propia del autor en color dorado sacados de los libros del propio autor y según él «la poesía visual nace y muere en cada uno de los lienzos, porque cada uno de esos lienzos representa su propio universo, el universo del hombre que sabe ver las cosas y apreciarlas». Se trata de mundos oníricos plasmados en los lienzos y adornados con arena del desierto recogida en otoño en el Sahara.

Por otro lado encontramos una serie de bestiarios con animales extraños, similares a los que se pueden encontrar en la realidad pero diferentes en formas y colores, Son cuadros muy trabajados en tinta china sobre papel de un tamaño considerable en los que se pueden apreciar peces amarillos en uno o azules en otro, mientras que espirales y ajedrezados se unen con diferentes trozos de poemas para hacer un todo sensible y poético que va desgranando poco a poco a lo largo de cada una de las piezas. El autor comenta acerca de ellas: «pertenecen todas a un mismo núcleo, es el núcleo del abismo, el núcleo de los bestiarios es también el núcleo del sueño del hombre, porque representa animales que no existen, animales que surgen de la imaginación». El autor pinta desde el ángulo superior izquierdo y se va extendiendo a lo largo de toda la superficie del papel y dice: «Mis cuadros parten desde la nada a un abismo imaginario, los peces representan el mundo que pudo haber en el desierto hace miles de años, los comienzo por una esquina y lo voy haciendo crecer lentamente, lleva mucho trabajo y duro semanas, incluso meses y voy acoplando este mundo como un reloj sin tiempo».

Un tema en el que ha trabajado el autor durante mucho tiempo es el del gallo, gallos aderezados con vino de la tierra y lo explica así: «El gallo representa lo sideral del hombre, el gallo fue el despertador del hombre a través de los tiempos, se culturizó con el hombre y empezó a latir con el hombre cuando el hombre empezaba a latir, surgió el gallo y estos gallos están pintados con vino tinto, porque el vino representa la raíz del mundo», son sus gallos dibujados en acrílico con toques de vino que representan la esencia del autor en todos los sentidos pues es lo que lleva haciendo desde bastante tiempo atrás, una identificación que le hace emocionarse ante este animal, que no se corresponde con los seres inexistentes de sus otros bestiarios.

Por último hay otra serie de bestiarios que representan lo mismo pero a los que ha añadido carbón del Bierzo porque como dice: «yo soy leonés y además un leonés muy vinculado a León y la tinta la he hecho con carbón, con antracita y después los núcleos de lo que me queda en el mortero que lo machaco lo añado al cuadro para que brille la antracita». Está añadida con el dedo y son cuadros del 2010 al 2014 realizada como una serie que en las Cortes de Castilla y León tiene varios cuadros de la misma serie, que representa el mundo subterráneo de donde se extraía el carbón, con animales que él se ha imaginado, incluso personas con las que ha humanizado el mundo subterráneo de la extracción del carbón. Son cuadros en tinta negra con mínimos toques de color dorado o rojo.

Arena, vino y carbón, tres elementos que sirven al autor para mostrar el sentido de su tierra pues son elementos que conforman su vida y que pertenecen a la base de la vida.

Actualmente tiene exposiciones sobre San Juan de la Cruz en Ávila y expondrá en la Coruña sus obras. Además tiene nuevos proyectos que dependen de su lenta creatividad, ya que los cuadros le lleva mucho tiempo elaborarlos. La exposición se podrá ver en la sala Bernesga hasta el día 17 de noviembre.
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