Camino de la felicidad y retos para seguir aprendiendo en La Robla

El CEIP Emilia Menéndez ha puesto en marcha varias iniciativas y actividades para ‘estar juntos’ a pesar del confinamiento

Estefanía Niño
13/06/2020
 Actualizado a 13/06/2020
En la imagen, arquitectura emulando a Gaudí.
En la imagen, arquitectura emulando a Gaudí.
La llegada del coronavirus Covid-19 ha puesto del revés la vida cotidiana, y los centros escolares no han sido una excepción. Es ahí donde entra en juego el ingenio para mantener a los más pequeños ocupados a la par que aprenden, y en el colegio público Emilia Menéndez de La Robla lo han hecho una realidad.

La jefa de estudios del centro, Isabel Pérez, explicaba a La Nueva Crónica que al inicio de todo esto, un poco antes de la Semana Santa y pensando que el confinamiento serían solo un par de semanas, querían estar, de algún modo juntos, «un contacto muy directo con las familias y con los niños, para estar más cerca». Ahí comenzaban una serie de retos en los que los escolares debían enviar al centro fotos suyos de su día a día durante el confinamiento haciendo la cama, ayudando a cocinar, bailando, con mascotas o juguetes, o haciendo deporte.

La realidad mostró que los días de estar en casa se alargarían, y por ello desde el colegio apostaron por retos divertidos a la par que didácticos de la mano de diferentes semanas de interés. Ahí llegó, por ejemplo, la semana dedicada a Egipto en la que los niños realizaron diferentes tareas y las mostraron de manera virtual como construir una pirámide con cosas que tenía en casa o disfrazarse de egipcios. En la semana del libro, y centrándose principalmente en Miguel de Cervantes y William Shakespeare los escolares elaboraron el característico cuello con el que vestían o protagonizaron una adaptación de Romeo y Julieta, todo siempre quedándose en casa. En la semana del arte la imaginación voló construyendo palacios al más puro estilo de Gaudí, esculturas de plastilina inspiradas en Miró, o fotos de los más pequeños emulando el famoso ‘Grito’ de Edvard Munch.

Con la flexibilidad de las medidas de confinamiento y las primeras salidas a la calle, el pasado mes de mayo se pusieron manos a la obra para elaborar un camino de la felicidad que suma más de cien piedras. El patio del centro permanece abierto, dado que cuenta con canchas deportivas, pero los roblanos no solo han podido y pueden admirar este camino, sino que «han sido muy respetuosos y no lo han tocado».
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