24/01/2023
 Actualizado a 24/01/2023
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Donde están nuestros mozos, casi parafraseando la letra de la ronda de los enamorados de la magnífica zarzuela ‘La del Soto del Parral’ de los autores Soutullo y Vert, se pregunta uno al saber cómo la mayoría no se encuentran aquí, por ello he decidido no preguntar a los padres por los hijos para no alimentar los recuerdos de quienes, queriendo haberse quedado en León, han tenido que, maleta en mano, buscarse la vida en otras latitudes con más oportunidades.

Porque aquí seguimos, con muchos novios políticos, pero más preocupados en mantenerse en el cargo que en dar la batalla frente a quienes sean de su partido o de los demás, para lograr que esto mejore sustancialmente. Algunos (sobre todo de los que pudiendo hacer algo por su tierra ni lo hacen, ni lo hicieron) pensarán que soy repetitivo y poco original, pero, aunque soy consciente de ello, no me resbala; ni mucho menos, sino que lo que pretendo con ello es que la luz de la esperanza esté siempre encendida.

A tal efecto me envía unas reflexiones un gran amigo con una buena pluma, leonesista de corazón y entrega, con las que estoy de acuerdo por la coincidencia en ideas y disposición que trataré de reflejar: 1: (muy importante) aglutinar las distintas corrientes en una plataforma única. 2: Establecer un guion a seguir que fuera real y creíble. 3: Trabajar y desarrollar ese guión con un marketing vendible con propuestas que enganchen. 4: contar con personas serias y creíbles, con la LEONESIDAD en el alma para llevarlo a cabo.

Como bien dice mi amigo, gente para gestionar estos cuatro puntos, que pudieran ser más, la hay, otra cosa es que se quieran involucrar a cambio, solo, de empujar a este León que tiene en su contra la despoblación y el abandono de lo rural pero ese problema lo mismo les afecta a unos partidos que a otros por lo que, en este caso y de manera trascendental, las siglas de cada uno no son lo importante sino el que, repito, todos juntos –eso es fundamental– busquemos una solución sin ataduras ni sometimientos. En este caso los partidos, sin distinción de siglas, con la sola condición de luchadores de lo leonés, tendrían que estar como una piña reivindicando, aportando y solucionando los problema que nos acucian.

Como de tantos recuerdos que me jacto en tener, mientras la memoria no me falle, destaco un dicho que, escuchando a los mayores me tuvo en vilo el entender y que tenía como protagonista a un herrero de la provincia de Palencia. Decía así: «No te pase como al herrero de Mazariegos que de tanto machacar se le olvidó el oficio». El caso es que el misterio del dicho se aclaró explicando que el herrero era a su vez alguacil del Ayuntamiento, y el oficio era una carta oficial u oficio del alcalde de la localidad invitando al Obispo a la fiesta patronal. Aquí la cosa es justo al revés ya que, no por tanto machacar se nos va a olvidar el motivo de la reivindicación constante de una autonomía propia, sin despreciar al resto. Creo que León, como han puesto de manifiesto muchas voces autorizadas sobre la viabilidad, económica, cultural y medioambiental leonesa, tiene razones históricas para dar y tomar y no para que nos quieran tomar por el pito del sereno, (aquel que de tanto tocar el pito, a veces sin motivo en la noche, ya no le hacían caso) no vamos a dejar de clamar ante quienes corresponda. No se me quita de la cabeza cuando siendo concejal de este Ayuntamiento, y ostentando la delegación de régimen interior y personal, la funcionaria responsable de estadística, a requerimiento mío, me daba el número de habitantes que nuestra provincia tenía, 520.433, aproximadamente, (y que en el 2022 dicha cifra bajaba a 448.179.) Y la vecina provincia de Valladolid andaba por los 494.417, y ahora constan 517.674, que casualidad. Mientras en nuestra provincia se cerraba una minería potente y enriquecedora a toda prisa, (en eso fuimos de los primeros en el mundo, mientras a otros lo de la contaminación se las trajo al pairo), en la citada provincia vecina se ubicaban organismos capaces de dar la vuelta a los números, con la implantación de generosos servicios generadores de empleo, fundamentalmente para gente joven, sin que allí exista capitalidad al respecto, pero con aumento más que considerable de funcionariado, como consecuencia de esa ficticia centralidad llevada a cabo subrepticiamente, mientras aquí se nos pretende tapar la boca con la institución del Procurador de Castilla y León; el Eren (Instituto Regional de la Energía) y algunos servicios de los que aportan poco empleo.

Tampoco conviene olvidar el reparto de los fondos Miner que fueron repartidos desde la Junta en Valladolid (sin acritud) y, ya se sabe la moraleja: El que parte y bien reparte se queda con la mejor parte». Termino reflejando lo que escuche a un niño, hoy ya abuelo, que al preguntarle que era lo que más deseaba, dijo: «A mi que me pongan tierra por delante que de correrla ya me encargaré yo» (y tendría unos diez años, de los de la montaña). A todos los políticos con cargos, y muchos de ellos amigos, decirles que yo también lo fui, y que aunque sin haberme considerado perfecto, en el tiempo que ocupe dicho cargo, nunca me agaché. Y que nadie se olvide, aquí, con las leyes en la mano, no hay nada cerrado, excepto las empresas que desgraciadamente no han podido sobrevivir.
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