15/06/2022
 Actualizado a 15/06/2022
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Hace un par de días llevaba puesta una camiseta que tiene escrita la palabra ‘bizipoza’. ‘Bizipoza’ significa alegría de vivir en euskera y la prenda en cuestión me la regalaron mis amigas en mi último cumpleaños, cuando precisamente yo no era la ‘alegría de vivir’ personificada. Supongo que pensaron que ese gesto podría conseguir levantarme el ánimo y por eso se lanzaron con ese vocablo del euskera que, sobra decir, esun idioma bastante creativo en cuanto al origen etimológico de sus palabras.

Dentro de poco se va a cumplir un año de aquel regalo y una, que tampoco es especialmente amiga de balances y reflexiones, no puede evitar darle una vuelta a aquello que ha pasado en los últimos 365 días y si eso de la ‘alegría de la vida’ vuelve a representarla como venía ocurriendo durante toda su existencia hasta que llegó la pandemia para ponerlo todo patas arriba.

No he usado mucho la camiseta durante este invierno y no sé si por eso se me olvidó un poco lo de la alegría en los primeros meses del año. Cambios y cambios, soledades no escogidas y muchas esperas. El inicio de la primavera vino marcado por una nueva situación política que nunca me había preocupado demasiado pero que ha empezado a angustiarme y con la que más bien tengo ‘pena y rabia de vivir’. En un resumen bastante rápido llego ya al calor de este verano adelantado, que cuando parecía que tampoco iba a mejorar porque pensé que era el momento de las despedidas y de comenzarafabricar recuerdos, todo dio un vuelco de 360 grados. Será que con la subida de temperaturas he vuelto a sacar la camiseta del cajón y con ella las buenas y alegres noticias por fin han llegado. Nunca vienen solas, pero espero que respeten este verano, que será el de otros comienzos. Que nos dure la buena suerte, por favor.

Ahora bien, el aderezo final para esta emoción estival por adelantado ha sido recuperar la ‘alegría de vivir’ en un festival como los de antes, con música, bailes y la mejor compañía en una ciudad llena de personas disfrutonas y acaloradas. La alegría y la vida para mí siempre fue esto, quizá por eso cuando desaparecieron comenzó el declive.
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