Bicentenario de José Fernández y Morales

Por José Antonio Balboa de Paz

10/01/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Se cumple este año el segundo centenario del nacimiento de Antonio Fernández y Morales, el autor de los Ensayos poéticos en dialecto berciano, libro que contiene, posiblemente, «los poemas más antiguos del renacimiento gallego». Desde la breve biografía, que publiqué en la revista Bierzo en 1986, la edición facsímil de los Ensayos, que editó el IEB, y un par de antologías, el interés por la obra de este autor, especialmente en sus aspectos lingüísticos y etnográficos, no ha dejado de crecer, como lo demuestran los numerosos trabajos que las Universidades gallegas le vienen dedicando en estos últimos años. Menos interés ha suscitado en su tierra, aunque esperamos que este artículo sea una llamada de atención y tal efemérides se festeje como es debido en nuestra provincia.

Antonio Fernández nació en Astorga el 17 de septiembre de 1817. Fue el primogénito de Tomás Fernández Garrido y Nicolasa Morales, vecinos de aquella ciudad. Siendo niño, sus padres vinieron al Bierzo en fecha incierta; pero en 1835, cuando Morales cuenta 17 años de edad, en varios escritos e instancias que realiza para ingresar en el Colegio de Distinguidos de Valladolid, menciona que son vecinos de Cacabelos, villa en la que poseen algunas propiedades, entre ellas una casa expropiada al monasterio de Carracedo y vendida en la desamortización de Mendizábal por 23.313 reales. Aquí, probablemente desterrado por el fracaso del Trienio liberal, en el que se ha implicado de forma notoria, Tomás Garrido ejerce su profesión de farmacéutico.

Por esa razón, en escritos de los años treinta, Antonio Fernández y Morales se declara vecino deCacabelos y sargento de su Guardia Nacional: «Por amor a la reina, nuestra Señora y su Augusta madre... y para defender sus derechos, a los 17 años se inscribió en la milicia urbana, hoy Guardia Nacional, de la que soy sargento». En el certificado de buena conducta para ingresar en el colegio, don Antonio Ojeda, comandante de Nacionales de Caballería de Cacabelos, certifica que «sabe que -el dicho Morales- es sargento de la Guardia Nacional de la villa de Cacabelos, donde reside en las épocas que no va a cursar al seminario de Astorga». Efectivamente, en esos años estudia en el seminario de Astorga los cursos de Gramática y Filosofía, que concluye en 1835.

Al año siguiente, Fernández y Morales ingresa en la Compañía de Distinguidos de Valladolid, de la que saldría año y medio después con el grado de subteniente. Su primer destino sería el regimiento de infantería Borbón 17, que en aquel entonces forma parte de una división del Ejército del Norte, al mando del conde de Luchana, en la primera guerra carlista. En la década de los 40, ya capitán, desempeña diversos destinos en diferentes lugares de España, y en ocasiones permanece en situación de reemplazado, posiblemente por sus ideas liberales, algo que le transmite su padre.

En una de esos periodos, en 1847, lo encuentra Mariano Cubí en Villafranca del Bierzo, villa a la que se traslada su padre en 1839. Según el conocido lingüista y frenólogo catalán, «por mero entretenimiento», nuestro personaje se distraía escribiendo poemas en castellano y gallego, o como aquel apostilla, en dialecto berciano. En 1854, tras adherirse al pronunciamiento progresista, es promovido al empleo de comandante; igualmente se posicionará a favor del la Revolución de 1868 y será partidario de la Iª República. No es extraño, por tanto, que todos sus ascensos se produzcan con gobiernos progresistas.

En los sesenta ejerce en León el cargo de inspector de Estadística y secretario del gobierno militar. Son cargos burocráticos que nodeben extrañarnos en un período conservador, como es el iniciado en 1856 con la subida al poder de O`Donnell. Morales, al que vemos como socio del Casino de León, los aprovechará para colaborar asiduamente en la revista El Esla, en la que escribe poemas, charadas y críticas teatrales. Aquí, en 1861, en la imprenta Miñón, publica su primer libro: “Ensayos poéticos en dialecto berciano”.

En 1868, como Teniente Coronel, participa activamente en la Gloriosa. El régimen de Isabel II caía estrepitosamente. En 1870, ya general, es nombrado gobernador militar de Toledo. En ese año fue elegido diputado por el distrito de Villafranca del Bierzo por el Partido Radical. A mediados de 1873 es nombrado secretario de la Dirección General de Caballería, cargo que ocupa hasta 1874 en que nuevamente se le destina al gobierno militar de Toledo. Desde ese momento y hasta su pase a la reserva en 1884 ocupará solo cargos burocráticos.

Desconocemos dónde fija su residencia al pasar a la reserva, pero en 1896, año en que muere en Cacabelos, el acta de defunción señala que está «domiciliado en esta referida villa accidentalmente». No residía, por tanto en Cacabelos; probablemente vivía en Madrid o en Valladolid, de donde era su mujer, pero seguía visitando la villa con frecuencia, pues tenía casa, familiares y amigos. Murió un 15 de agosto a los 79 años, dejando viuda, Dátiva Manglano, y dos hijos, Alfredo y Etelvina. Fue enterrado en Cacabelos el 16 de agosto y en el cementerio de esta villa reposan sus restos.

De Antonio Fernández y Morales se conocen dos obra publicadas: Ensayos poéticos en dialecto berciano (1861) y Ensayos poéticos (1876); pero además colaboró en la prensa de la época, por ejemplo en la revista El Esla, publicada semanalmente en León durante 1860. La publicación de los Ensayos en 1861 se debió a la iniciativa de Cubí y Soler, que tenía mucho interés -por sus estudios filológicos- en poseer textos escritos de los diferentes dialectos peninsulares. Alentado por él, aunque no sin reparos, se decidió a la publicación del libro, que además de los poemas, incluye unas nociones de gramática y un catálogo de voces. En conjunto un volumen de más de 400 páginas.

Los poemas están escritos en la lengua hablada por el pueblo del Bierzo Bajo, que Morales denomina berciano. Tales poemas tienden a dar una idea viva de la lengua, pero también quieren mostrar las costumbres peculiares de la comarca. Por sus páginas desfilan costumbres tan arraigadas como el magosto, el filandón, el carnaval; juegos, como la barra, la cocha o los bolos. Morales tiene ingenio y versifica con notable maestría; pero lo más interesante es que escribe, un año antes de que Rosalía de Castro publique Cantares gallegos, en gallego; siendo por tanto, el primer autor que anuncia el resurgimiento de esta lengua, como lengua escrita. Por su parte, Los Ensayos poéticos, publicados en Toledo en 1876, están escritos en castellano y su interés es, evidentemente, menor pero no carente de el.
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