23/11/2022
 Actualizado a 23/11/2022
Guardar
Recuerdo la primera impresión que me dio José Gomes el día de su presentación. Aquella mañana vi a una persona tranquila, cercana y transparente, y a un entrenador con las ideas muy claras y una firme convicción en sus capacidades. Sobre lo primero no me equivoqué, pues esa apariencia de caballero fue demostrada en su adiós, en ese momento tan peligroso que pone a prueba la capacidad de elección del ser humano. Sin embargo, en lo segundo, el plano deportivo, es evidente que nos decepcionó a todos. Aunque he de decir que, recogiendo sus palabras, esto se trata de un pastel partido en trozos, y cada uno de ellos corresponde a una parte de culpa diferente. Con José Gomes se va el paraguas de la plantilla para resguardarse ante el chaparrón de críticas. El bajo rendimiento de los Medina, Paris o Erik se justificaba en lo perdidos que se encontraban en el terreno de juego, pero eso ya tiene su fin. Si persisten las malas prestaciones, habrá que pasar a hacer los análisis más individualizados. José Gomes no podía seguir entrenando a esta plantilla, eso creo que es evidente. Los resultados no se daban, pero lo más preocupante era la imagen. Un equipo sin alma y sin ideas. Un equipo deprimido y cansado. Un equipo sin rumbo. Un equipo necesitado de un agitador. David Gallego puede ser ese hombre, un tipo que te vigila el error y te corrige, reta y motiva. Un tipo que ya, desde el primer entrenamiento, se mostró totalmente opuesto a José en el día a día. Su primer desafío va a ser recuperar la confianza a la plantilla. Es vital conseguir que sus futbolistas vuelvan a disfrutar sobre el césped, porque no lo están haciendo. La gestión humana, en el fútbol actual, es tan importante como tener una buena pizarra. Y en eso falló Gomes. A partir de ahí, de tener a los tuyos a tu lado, dispuestos a escucharte, sí se puede construir. Pienso como el portugués: esta plantilla da para más. Al Lugo no se le puede exigir cierta tranquilidad, pero a esta Ponfe sí. El capitán del barco ya ha sido reemplazado en medio de la tormenta, pero ahora debe ser la tripulación la que coja las herramientas y comience a bloquear todas las pérdidas de agua. El paraguas ya no les cubre.

Lo más leído