De ellos, 230.000 serán destinados a inversiones reales según ha explicado el alcalde,el socialista Agapito Encinas. La mayor parte del dinero estará dedicado a la mejora de infraestructuras de saneamiento y abastecimiento de aguas. Pero también al arreglo de calles en todos los pueblos del municipio.
«Muchas de las calles están desde la primera obra de urbanización, de principios de los años 80, muchas tienen más de 30 años y ya necesitan repararse, por eso buena parte de las obras serán para echar capas de asfaltado sobre algunas calles que están de cemento como se construía entonces», apunta el primer edil del municipio cabreirés.
Son las necesidades que tiene ahora este Ayuntamiento, después de que recientemente hayan podido adquirir con subvenciones de la Diputación de León maquinaria nueva para atender los servicios municipales. Es el caso de una motobomba, que permite afrontar de forma rápida la gran cantidad de incendios que surgen en el municipio.
Estos serán los retos de este pequeño municipio de la comarca que afronta los problemas, explica el regidor, que la mayor parte de los municipios del medio rural berciano, como son las buenas comunicaciones, asuntos como una buena cobertura de telefonía móvil, o los escasos medios para poder prestar los servicios básicos a una población repartida por nueve pueblos: Silván, Pombriego, Sigüeya, Lomba, Benuza, Sotillo de Cabrera, Llamas de Cabrera, Yebra y Santalavilla, con pocos habitantes cada uno.
«Enfermedad» en el censo
No obstante, y aunque la caída poblacional es una de las grandes preocupaciones de los municipios rurales, el caso de Benuza «llama más la atención porque aquí la población resulta que crece en los años de elecciones».Este municipio, que es uno de los cuatro investigados por el censo en la provincia de León al detectar un engorde en su cifra de población en los últimos meses, coincidiendo con la próxima cita electoral del mes de mayo, ha subido en más de 40 nuevos habitantesen el pasado año.A uno de enero del pasado año figuraban 460 personas empadronadas yen el mes de noviembre pasado el número había subido a más de 500 habitantes.
«Hemos pedido al INE que nos expliquen cómo podemos controlar eso» explica el alcalde. «Somos un municipio pequeño y no tenemos Policía ni forma de controlar si la gente que viene a empadronarse vive en los pueblos o no». El regidor explica que el problema se produce en varias pedanías que tienen intereses en el aprovechamiento de caza, pastos o pizarreras, que sí cuentan con importantes recursos económicos.
«Es una enfermedad que tenemos cada año electoral», dice.