Bancos de tierras a disposición de los jóvenes sin recursos

Cerai plantea que las organizaciones empresariales pongan tierras a disposición de jóvenes que quieren empezar en agricultura y no cuentan con recursos

Ical
24/04/2022
 Actualizado a 24/04/2022
Imagen de archivo. | ICAL
Imagen de archivo. | ICAL
El Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (Cerai) plantea que las organizaciones empresariales de Castilla y León pongan bancos de tierras a disposición de jóvenes que quieren empezar en el sector agrario pero no cuentan con recursos ni con herencia de propiedades.

Se trata de la figura conocida como ‘new entrants’, quienes “tienen problemas adicionales para poder acceder a la tierra”. “Hay otros que tienen la tierra pero no siguieron con la actividad. A través de las organizaciones empresariales puede dar buen resultado”, señala en declaraciones a la agencia Ical Juan Laborda, coordinador del estudio ‘El camino hacia el empleo agrario en los sistemas agroalimentarios territorializados’, un documento que pretende explorar la reputación actual de las profesiones agrarias, la falta de relevo generacional en el mundo rural, los obstáculos que encuentran las personas que desean incorporarse y algunas vías para fomentar nuevos emprendimientos agrarios en la España vaciada.

Laborda señala que el informe pide actuar en dos patas: canales de comercialización más cortos en tiempo y cercanía y gobernanza del sistema alimentario, que “propone relaciones de poder más justas que hoy en día a la hora de establecer precios y el valor de cada parte de la cadena, ya que el generador de ella es el que sale más perjudicado”. “Queremos ponerlo en valor como alternativa al empleo agrario”, sentencia Laborda, quien para ello apela a la posibilidad de “intentar comprar los menores insumos posibles, explotar al máximo la capacidad biológica del sistema, potenciarla y utilizar la tecnología en ese punto”, lo que contribuiría, añade, a un “canal corto y relaciones justas”.

Sin embargo, admite que el canal corto, aunque es “más adecuado, tiene limitaciones porque asume una serie de costes que no tiene cuando vende al mercado mayorista, sobre todo en distribución”, algo que abaratarían, por ejemplo, las cooperativas. A ello se suma, lamentó Laborda, que Castilla y León cuenta con una “geografía muy desfavorecida para la distribución, porque oferta y demanda están muy atomizadas” y eso “se debe corregir mediante la organización de asociaciones productivas que asuman estos modelos”.

Además, remarca que empezar de cero solo es posible desde el sector de hortalizas y destacó que Castilla y León “puede producirlas con calidad diferenciada”. En el resto, las oportunidades pasan por el apoyo familiar o por cooperar, aspecto en el que “se abre un mundo de oportunidades”. Por ejemplo, señala que se podrían unir productores de cereal y de huevos; o de ganado de ovino y caprino, con un nicho importante en la transformación, y colaborar entre ambos. “Autonomías como Castilla y León y Aragón no terminan de rematar lo que producen, cuya transformación se va a Cataluña y luego regresa y la compramos otra vez. Es necesario corregir esto para que la transformación se quede más cercana y genere empleo, además de evitar más costes logísticos”, puso como ejemplo.

Otro nicho, añade, es el producto ecológico transformado, del que ahora España importa por valor de 450 millones de euros cuando es el tercer país en producción, “algo que no tiene sentido”.

Atraer a los jóvenes que emigraron


El informe sitúa a Castilla y León en un escenario “todavía más rural que las demás autonomías”, si bien “no se escapa de los problemas generales de otras comunidades”. No obstante, Laborda asegura que es un territorio con un “potencial” que quizás otras “no tengan”: Los jóvenes que emigraron, porque “solo con la gente que se queda en los pueblos no se resuelve el problema” de la despoblación. Además, apeló a la importancia de atraer a jóvenes mujeres, dado que dos de cada tres de los que han salido en las últimas décadas son féminas, y “hay que compensarlo”.

“Estas personas tendrían resuelto el arraigo, la vivienda, la familia, etc, porque un perfil que no es originario del pueblo tiene más dificultades. Además, los que regresan tienen una mayor visión que pueden aplicar”, destaca.

A ellos les encarga el informe, además, contribuir a “eliminar la visión pesimista y derrotista de que el campo no sirve para vivir y que hay que marcharse”. En todo caso, reclamó para este colectivo que “no sea marginado”.

Distorsión en la PAC


A su juicio, políticas como la PAC “distorsiona el mercado de la tierra”, porque “favorece el acaparamiento de quienes ya producen” a través del mercado de derechos históricos y “perjudica a quien empieza”. Actualmente, el 51 por ciento de los solicitantes del pago básico tiene más de 40 años, con lo que esta herramienta “no está disponible para jóvenes y hace que parte de la tierra se quede en manos de gente que no tiene la necesidad de cuando se empieza”. “Se deberían analizar sus efectos más allá de las ayudas de incorporación”, expuso.

De hecho, Laborda recuerda que en el medio rural, un tercio de la economía “lo genera el agro”, pero luego “tiene poca incidencia en sectores como la vivienda o los servicios”.

Vivienda


Por último, dirigido también a los 'new entrants’, llamó la atención del acceso a la vivienda rural, que es “clave”, porque en el 99 por ciento de las ocasiones que un joven se incorpora al campo se quiere quedar a vivir en un pueblo.

“Cuando has pasado la gincana burocrática para la incorporación al sector se encuentran con que el acceso a una vivienda es complicado”, sostiene Laborda, quien achaca este problema en el mundo rural de Castilla y León a dos factores. Por un lado, la cercanía a Madrid, que “favorece segundas residencias y altera los precios”; y por otro, en el interior, en la Meseta, que “pasa lo contrario, donde no hay un valor especulativo y el coste de las casas es bajo, con lo que el aspecto económico no supera al sentimental y muchos propietarios no venden y se quedan con esas viviendas para poder ir 15 o 20 días al año”.
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