Bajo las peñas de la Guiana

El entorno de Valdueza es singular, muy arisco con cumbres

Vicente García
22/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Se ve Villanueva en primer término y al fondo la olla berciana. | VICENTE GARCÍA
Se ve Villanueva en primer término y al fondo la olla berciana. | VICENTE GARCÍA
Volver al Bierzo cuando la primavera asoma es siempre un placer, pues los brezos comienzan a florecer, así como las amarillas y espinosas árgumas, aulagas que llaman y los restos de nieve en las montañas dan un toque entre invernal y primaveral que llama a las plantas y los árboles a resurgir.

La ruta que hoy se propone sigue los caminos abiertos en el monte y si bien se pueden hacer algunas variantes éste es el más seguro ya que otros que pueden resultar más atractivos tienen la posibilidad de perderse y hacerlo entre un mar de escobas y zarzas puede ser un grave problema.

Es de agradecer las informaciones recogidas en el libro ‘El Bierzo, 50 rutas a pie’ de Alberto Álvarez Ruiz publicado por la editorial la Calecha que ha servido como base, aunque con algunas modificaciones.

Desarrollo de la ruta

La ruta comienza en Villanueva de Valdueza, donde hay que acercarse a la iglesia y antes de subir a ella seguir por el camino que sale del pueblo y se dirige hacia el este, dando después una curva hacia el nordeste y a continuación se llega a una bifurcación donde se va por la derecha, para girar de nuevo y seguir unos metros en dirección Norte. Poco después el camino llega a otra bifurcación siguiente hacia la derecha, de nuevo al Este y con el camino en continuo ascenso hasta que se encuentra una fuerte curva para llegar a la loma donde existe otra desviación a la derecha ya en dirección Sur. Hay que continuar por la loma, sin tomar el camino de la izquierda que va a Valdefrancos. Poco después el camino continúa pero se ve una senda que sube directamente hacia la suave cima que se ve enfrente. Hasta este punto se han recorrido poco más de un km y ascendido poco más de cien metros de desnivel. En el siguiente kilómetro se van a subir poco más de doscientos metros, es una fuerte subida entre la hierba y con un camino recién desbrozado que va directo y sin apenas descansos hacia la Corona del Castro, que posiblemente tenga que ver algo con algún asentamiento prerromano, pero sin tener constancia de ello. La cumbre es una atalaya desde donde contemplar en primer término la localidad de Villanueva y toda la hoya berciana donde destacan los edificios de Ponferrada y las chimeneas de Compostilla. Hacia el sur se ve la Guiana y los Montes Aquilianos con todas las lomas y cimas de alrededor.

Se continúa descendiendo hacia una collada donde se toma el camino que sube y va bordeando la ladera haciendo algún que otro zigzag y asciende de forma continuada hasta la cota de los 1.230 metros de un pequeño teso, cuyo nombre es el Tesico. El camino llega a un alto en el que existe una plataforma de sobre doscientos metros, a modo de cortafuegos, y en el punto más elevado, al fondo se puede ver perfectamente la olla berciana y las montañas del norte del Bierzo, así como, hacia el sur, los montes Aquilanos, con la Guiana en primer término, la Silla de la Yegua y el Pico Tuerto más hacia el Este. Volviendo al camino se toma de nuevo y se comienza a descender hasta llegar a un cruce, donde se puede continuar hacia arriba o hacia abajo. La ruta que sigue hacia arriba presenta dudas en el descenso al pueblo, por lo que se va hacia abajo, que aunque el camino da más vueltas y llega a la amplia pista donde hay una señal que dice: «Sigue, vas bien», y desde allí queda poco más de un Km hasta el pueblo, pero en fuerte desnivel siempre hacia arriba. Al final se llega a una localidad que estuvo en algún tiempo abandonada, pero que ha recuperado su vida gracias a personas interesadas en sacar adelante las casas y las infraestructuras y que informan correctamente a los visitantes sobre el mundo en el que se encuentran, cosa que siempre es de agradecer. Tiene un entorno espectacular, justo debajo de la Guiana con la vista de los promontorios rocosos llamados los doce apóstoles que vigilan directamente a sus habitantes.

Tras visitar San Adrián de Valdueza, que es como se llama esta localidad, se vuelve por el mismo camino hasta el cruce del letrero y entonces se continua hacia la izquierda, hacia abajo ya por la amplia pista que tras dar una fuerte curva llega hasta el río y lo cruza por un puente sin barandillas en la confluencia de dos arroyos que forman uno nuevo, el de Villanueva, que desembocará más tarde en el río Oza o Valdueza que da nombre a la zona.

El camino a partir de este punto es ameno e interesante con chopos y vegetación de ribera, sotos de castaños, hasta que se llega a una finca y varias construcciones, seguidas de un caserón que alberga el bar Senegal y poco después se entra en Villanueva encontrando la fuente de Matías para llegar así al final de la ruta.
Lo más leído