05/12/2019
 Actualizado a 05/12/2019
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Asumo que siempre suena un tanto ridículo hablar sobre aquello anterior a que uno naciera. Una vez asumido, les escribiré de Carl Sagan quien en los años los 80 popularizó la serie de documentales ‘Cosmos’. En concreto, sobre una reflexión, brillantemente sencilla y sencillamente brillante, que se ha dado en llamar ‘Un punto azul pálido’. Imprescindible, quien no la haya visto ya tiene un buen plan para este puente, trata sobre lo frecuente de los malentendidos y sobre lo absurdo de tener prisa por matarnos unos a otros. En pocos minutos, Sagan concluye que el humano es un loco presuntuoso y que en esa locura debe imponerse un atisbo de cordura para cuidar del planeta, «el único hogar que hemos conocido».

Esta semana se celebra en Madrid la Cumbre del Clima y lo transfronterizo del asunto hace a este evento tan cercano o más que la trigésimo primera edición del ‘Purple Weekend’. Por suerte o por desgracia, en León no tenemos grandes industrias desde las que inyectar cianuro a la atmósfera ni un mar en el que vomitar de forma directa nuestra podredumbre diaria pero, sin embargo, eso no nos redime de los efectos del cambio climático. La codicia y la estupidez llegan y ponen en jaque hasta el lugar con el aire más puro de los Ancares o de los Picos de Europa. Garantizar un progreso sostenible debería ser un primer mandamiento para todo gobierno, ideología y empresa. Pero somos humanos y, acomodados en esa eterna excusa, siempre encontramos razones para justificar cualquiera de nuestros pecados ¿Es el exterminio una merecida cura de humildad para la raza humana? ¿Alguien puede llegar a imaginar una justicia más poética?

La agenda mediática aparcará a partir del domingo lo que hoy llama «emergencia» y, ante el pasotismo generalizado de líderes mundiales y grandes multinacionales que lo ven como un cuento de viejas, solo cabe esperar que la semana del clima deje como poso un buen puñado de individuales ‘mea culpa’. Quizá con la suma de millones de pequeños cambios cotidianos se pueda evitar que nuestros restos sean lo único de color azul pálido que vaya a quedar en este planeta.
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