28/02/2020
 Actualizado a 28/02/2020
Guardar
Hay semanas que se acumulan los temas de los que me gustaría hablarles en esta columna de pensamiento liberal y hoy es una de ellas. Hay que reconocer que el Gobierno de España, si algo da, son motivos para sacar punta a su gestión y a su «indigestión».

La reunión de hace un par de días del Presidente del Gobierno con el condenado e inhabilitado Torra, con todo tipo de parafernalia vergonzosa y vergonzante, como la escenificación de la bilateralidad del encuentro con banderas colocadas estratégicamente y recibimiento de Estado, hay que reconocer que bien vale una columna.

Pero como la política nacional nos dará muchas «tardes de gloria», no quiero dejar pasar la oportunidad que nos ofrece la política municipal para mostrar cómo las contradicciones y la mala gestión, va por «barrios» y en la capital del viejo Reino también lo padecemos.

Esta semana hemos celebrado las fiestas de carnaval y hay que reconocer que, en la capital leonesa, no es que sea una fiesta que tenga mucho enganche entre la ciudadanía.

Ya me costó padecer esa circunstancia durante mi etapa de concejal de fiestas de León, cuando un grupo de personas nos las veíamos y deseábamos para que, con un ínfimo presupuesto, se percibiese algo de ambiente carnavalero por las calles de la ciudad.

Por esas cosas que tiene es destino, la conjunción de los astros y el empeño de una serie de personas a las que nunca se les agradecerá lo suficiente, conseguimos sacarnos de la manga una nueva cita de referencia para el martes de Carnaval de la capital, como era, en un primer momento el encuentro, que luego pasó a ser el «desfile de antruejos leoneses».

Una cita interesantísima donde los distintos carnavales de la provincia, provincias limítrofes e incluso Portugal, desfilaban por la capital leonesa mostrando con orgullo nuestras tradiciones carnavalescas más ancestrales y haciendo evidente cómo León, Zamora, Salamanca y el norte de Portugal compartimos muchas tradiciones.

Este desfile de antruejos y antruidos fue creciendo y se fue consolidando, haciendo que el carnaval en la ciudad de León no solo ganase atractivo para los lugareños, sino que empezase a ser polo de atracción para el turismo interior.

El sueño de aquella gente que creó tan atractiva cita era la de ir creciendo hasta poder realizar un festival de la máscara ibérica.

El desfile era tan querido y esperado, que parecía que sería imposible anularlo del calendario, pero no ha sido así. La falta de diálogo y entendimiento, unido a la escasa ambición turística de nuestros responsables políticos, ha echado al traste tantos años de trabajo volviendo a un carnaval de puro trámite sin ambiente ni alma en las calles y sin oferta extra para el turista.

No se puede pedir sin ofrecer. Podemos darnos golpes en el pecho de la situación de León, pero en lo que a turismo se refiere, si no damos oferta atractiva y encima nos planteamos crear una tasa turística, lograremos hundir aún más nuestra tierra.
Lo más leído