14/09/2017
 Actualizado a 14/09/2019
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Nunca he sido rebuscado en el uso del lenguaje, pero hay palabras que sólo se suelen escuchar en el pueblo y que están siempre entre mis preferidas. Es por eso que me prestó llegar ayer a una rueda de prensa y durante el primer minuto ver que se utilizan algunos términos como andancio o galbana.

El primero es el favorito del ex presidente Zapatero y se refiere exactamente a una enfermedad epidemiológica de carácter leve, es decir, el molesto virus estomacal que cada verano desembarca en todo pueblo que se precie. Por mucho que ahora aparente ser un hombre sensato –lo tiene fácil viendo lo que ha hecho su sucesor al frente de los socialistas– siempre acabo pensando que ojalá le hubiera atacado el andancio justo antes de aquel acto en el que se comprometió a respaldar la reforma estatutaria que aprobasen las autoridades catalanas. Ya dice el refrán que de aquellos polvos vienen estos lodos.

Pero para eso también hace falta que llueva y el inane Mariano es de los que suele salir sin paraguas. Su palabra favorita es avatares, quizá porque aparenta que nunca se entera de nada y que todos los problemas le pillan de imprevisto. «Cosas de vida, hacemos lo que podemos», parece pensar cuando se refiere a algún asunto peliagudo.

Quizá sea sólo una pose, porque muchas veces sale finalmente airoso, pero cuando se trata del golpe catalanista actúa además con galbana. Es sin duda mi palabra favorita y ayer me acusaron de presentarme con ella a la citada rueda de prensa (ya dije la semana pasada que el síndrome postvacacional me durará hasta enero). Pereza, desidia o poca gana de hacer algo. Eso es galbana y eso es lo que transmite ahora mismo el presidente de este nuestro país. De seguir así, nos pondrán otra vez las cajas de cartón en el morro y, aunque seamos muchos contra pocos, acabarán ganando los catalanes.
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