Alegato delicatessen
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Alegato delicatessen
8M
Tribuna de opinión de Mar Iglesias
¿Es necesario arrancarse esto de las bragas para aplaudir la feminidad? Pienso al ver pegada a las puertas del portal una compresa sucia que conmina a que esto provoque tanto asco como lo debería hacer una violación. Todo empapado de escena 8-M y de mi vestimenta morada. Y una que no es de batallas porque sí, pero de bofetadas cuando sí, piensa que ahí ya no hemos visto la línea que había entre pedir equidad y justicia a abrir una reflexión que tal vez no tenga capacidad para arrastrar al entendimiento. El silogismo me queda grande y no me llega, porque no me avergüenzo de tener la regla. Ni lo publico ni lo oculto, ni pego compresas por la ciudad. Soy mujer y en el paquete venía esto. Naturaleza dixit. Y orgullosa de menstruar tampoco es que esté una, porque esto venía de serie con el modelo básico. No venía que me violaran, eso no, y eso me da vergüenza y me asquea, tanto si lo hacen hombres, mujeres, curas, profesores, periodistas, médicos, jueces, adolescentes, ancianos o niños. El asco hasta la arcada lo encuentro en la derrota de la libertad a manos de alguien igual. Y no es el día de marcar diferencias si no es para subrayar su ruptura. Pero queda tanto camino, tantos desvíos desde los que volver… Al menos, pienso, se abre ruta y andar es sano, pese al peligro de caerte, cansarte o perderte. Segunda mirada a la compresa, intentando entender. Y pienso que tal vez sea el momento de pegar un pañal en la pared. El texto que lo acompaña me sale solo.