Alberto Delgado: "No creí que la Transición se iba a resolver como se hizo"

El veterano periodista donostiarra presenta este miércoles en el Casino de Astorga el libro ‘Memorias (apresuradas) de un periodista de la Transición’, donde revela, entre otros aspectos, su labor como cronista parlamentario en unos años especialmente convulsos en la historia reciente de este país

Joaquín Revuelta
26/08/2020
 Actualizado a 26/08/2020
Alberto Delgado recibiendo la insignia de la Constitución de manos de la entonces presidenta de las Cortes, Ana Pastor.
Alberto Delgado recibiendo la insignia de la Constitución de manos de la entonces presidenta de las Cortes, Ana Pastor.
El cronista parlamentario es una figura periodística que se ha perdido en la actualidad pero que nombres como Alberto Delgado en los setenta y Luis Carandell en los ochenta llegaron a hacer muy popular, gracias sobre todo a sus intervenciones en la pequeña pantalla, en el caso del donostiarra de nacimiento y astorgano de adopción cuando solo había dos canales y centraba toda la atención de los millones de televidentes que seguían sus diáfanas intervenciones de la Cámara.  

Este miércoles Alberto Delgado, hijo y hermano de cineastas, presenta por primera vez ‘Memorias (apresuradas) de un periodista de la Transición’ (Lobo Sapiens) a las 19:30 horas en el salón de actos del Casino de Astorga, en un acto en el que el autor va a estar acompañado en la mesa por  el alcalde de Astorga, Juan José Alonso Perandones; el periodista y escritor Max Alonso y el editor José Antonio Martínez Reñones, en cuyo sello editorial ha sido editado este libro del que lo primero que llama la atención es el término ‘apresuradas’ entre paréntesis del título y que el periodista justifica asegurando que «he presumido de tener un memorión durante muchos años, pero ahora que tengo 82 ya noto que lo voy perdiendo. Estas memorias están hechas tirando de retentiva y consultando muy pocas cosas, por lo que las he escrito a toda prisa mientras aún conservo el recuerdo de todo. La verdad es que debía haberme llevado más tiempo, pero durante los tres meses de confinamiento por causa del coronavirus las he terminado», sostiene Delgado, uno de los pioneros de la crónica política que vivió en primera línea los estertores del franquismo y la llegada de la democracia a este país. «No sé si estas memorias serán o no de interés, pero todo lo que cuento en ellas no es de oídas sino que lo he vivido. Yo soy el único superviviente de los cinco primeros periodistas que dejaron entrar en las comisiones informativas de las Cortes en el año 1965. La Transición me la hice enterita para la única televisión que existía en aquellos primeros años setenta. En el caso del Congreso estaba yo solo y en el Senado estaba también, que acaba de morir el pobre, Santiago López Castillo», recuerda el veterano periodista, que reconoce que «la Transición y lo que fue la Constitución me la chupé enterita. Pasados los años veo cómo los periodistas de ahora están diciendo unas cosas que no responden a la realidad porque, entre otras cosas, no lo han vivido. Es muy complicado explicarles a los jóvenes lo que fue la Transición, lo que fue la dictadura, lo que fue el paso de una dictadura a una democracia. Todo eso se da por hecho pero no fue tan fácil», reconoce Delgado, que eligió la editorial leonesa Lobo Sapiens a instancia del periodista astorgano Max Alonso, que le acompañará este miércoles en la presentación del libro, y que fue quien le animó a redactar sus memorias y elegir la editorial de Martínez Reñones.

El 23 de septiembre habrá una segunda presentación de ‘Memorias (apresuradas) de un periodista de la Transición’ en la Sociedad de Autores. «Allí trataré de darle un poco más de auge al libro. Con Astorga tengo una relación afectiva, porque llevo 59 años casado con mi mujer Blanca, que es astorgana, y llevo viniendo 60 años a esta ciudad, a la que dedico varios capítulos en el libro», declara uno de los rostros populares de los informativos de TVE junto a  Ladislao Azcona, Pedro Macía o Eduardo Sotillos, entre otros, en los primeros años y no exentos de turbulencia de la democracia.

Sobre la valoración que se tenía entonces del periodista político, Alberto Delgado recuerda un comentario del ya fallecido José María Fernández Gaytán en el sentido de que cuando hacía información política no le leía nadie y desde que entró en deportes le seguía todo el mundo. «Sin embargo, todo cambió con la Ley de Prensa, porque entonces ya hubo una efervescencia sobre la información política muy importante. Y luego había ganas. Porque yo recuerdo toda mi primera etapa de las Cortes en las comisiones que empezamos trabajando cinco periodistas y luego se fueron incorporando más. Toda esa etapa yo la viví trabajando horas y horas para Pyresa, que era la agencia de prensa de los periódicos del Movimiento, más de cuarenta. Yo daba una por una las intervenciones, porque entonces la gente empezó a darse cuenta que había debates en las Cortes, porque antes eran unos temas en los que todo estaba hecho, el discurso de entrada, el de salida y el discurso del presidente», destaca el comentarista político, que reconoce nunca tuvo una gran afición por la política pero se tomaba en serio su trabajo.  «Cuando el Consejo de Ministros aprobaba un proyecto de ley y lo mandaba a las Cortes me lo estudiaba al detalle. Yo hablaba con el letrado de turno y me decía dónde estaban los posibles agujeros y las enmiendas que creía él que podían tener solución y las otras que las iban a rechazar; es decir, estaba muy documentado y digamos que eso me daba mucha fuerza ante la cámara, porque yo sabía que lo que estaba contando era verdad. Y eso es muy importante», asegura Delgado, que recuerda durante años salir a las ocho y media de las Cortes y en un Seat 600 recorrer Madrid para llegar a tiempo a Prado del Rey y solo le daba tiempo a maquillarse antes de entrar en antena. «No podía haber ningún tipo de censura porque no daba tiempo a ver lo que yo llevaba preparado», comenta el periodista, que reconoce lo pasó muy bien en aquella época. A la pregunta de si hay más luces o más sombras en un periodo de gran turbulencia política y social como fueron los años de la Transición, cuyo espíritu ahora se pretende cuestionar desde ciertos sectores, Alberto Delgado, que lo vivió tan de cerca, asegura  que «no creí que eso se iba a resolver como se hizo. Lo digo sinceramente. Yo que hablaba con los altos mandos del Ejército y con los políticos más furibundos del Régimen, la sensación que me daba de que pudieran ponerse de acuerdo con el PSOE en la clandestinidad y no digamos con el PC era de incredulidad. Pero hubo un patriotismo por todas las partes de ceder y emprender una etapa de borrón y cuenta nueva para lograr un país mejor y democrático que conforme iba pasando el tiempo empezaba a convencerme de que podía salir adelante. Y salió».  Alberto Delgado reconoce el temor de que las nuevas generaciones que no conocieron la Transición crean que se puede cambiar la Constitución así de buenas a primeras. «Eso es muy complicado. Y además, si nos ha ido bien durante 40 años para qué cambiarla», espeta el veterano periodista, al que también interrogo sobre la hoy tan cuestionada figura del rey emérito Juan Carlos I, que fue determinante en aquellos años, incluido el fallido golpe de estado del 23-F de 1981. «La etapa primera del rey Juan Carlos es impresionante, porque teniendo en su mano a la muerte de Franco todos los poderes renuncia a ellos para entrar en un sistema democrático. Y luego la Transición la bordó, porque entre otras cosas tenía detrás a un señor que se llamaba Torcuato Fernández Miranda que era un fenómeno en Derecho y que logró hacer lo que a mí me parecía imposible, ir de la ley a la ley. Por muy mal que el rey Juan Carlos lo haya hecho ahora, y lo ha hecho mal, no puede empañar la importancia que ha tenido el monarca para la Transición, para la democracia y el progreso en España», sostiene Delgado, que a la pregunta de qué cree que se ha devaluado más con los años si la clase política o la profesión periodística, responde que de alguna manera se han devaluado todos. «El problema de ahora es que además de la prensa y los medios de comunicación ha surgido el fenómeno de Internet donde todo el mundo opina, donde todo el mundo lanza bulos, donde no hay manera de contrastar las noticias y todo eso perjudica mucho. Todos deberíamos considerar que somos siempre aprendices. Yo tengo 82 años y me sigo considerando un aprendiz. Con relación a la clase política, recuerdo que un compañero de profesión me comentó con relación al primer gobierno de Adolfo Suárez que era un gobierno de penenes. Ahora, si aquel era un gobierno de penenes los de ahora son gobiernos de EGB. La preparación de los políticos ha bajado bastante», concluye Delgado.
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