Al sol que menos calienta

23/10/2019
 Actualizado a 23/10/2019
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La estampa es de los primeros corros de lucha leonesa de la temporada de verano, de aquellos días insoportables en los que en vez de hablar de sol y calor sacan a relucir lo de canícula y los que siguen las explicaciones del tiempo como si fueran dogmas de fe extienden la expresión hasta periodo canicular, que te da un empaque de entendido más que evidente.

Van llegando los aficionados con la galbana que imponen los días, ven las gradas al sol, algunas otras algo más protegidas y las del arremolinarse, justo debajo de un gran árbol que preside la estampa, el único que hay en muchos metros «a la redonda».

Y desmintiendo la historia de que aquí todo el mundo se pone al sol que más calienta se van a la balanza contraria, la del sol que menos calienta, porque en esos días llamarle sombra no deja de ser el sueño de una tarde de verano.

Aunque siempre hay quien aguanta la postura, que dirían los cazadores, y ahí están, impasibles, como si la canícula no fuera con ellos, la moza y el paisa.

La cámara delata que tiene intereses superiores al calor. Tal vez el rapaz que está agarrado en el centro del corro es algo más que un rapaz cualquiera, quizás sea pariente, quizás acude a la llamada del arte...

Y el paisa. El sombrero de segador lo dice todo. A quien sabe lo que es segar a guadaña a pleno sol no le vengas ahora con pijadinas de poca índole de si lo que había aquella tarde era sol o canícula.
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