Adolfo Gutiérrez Viejo, genio y figura

Inés Prada Fernández
16/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Parece que le estoy viendo, con su hermosa cabeza de pelos rizados, pisando fuerte por la Iglesia de San Martín, donde fundó un pequeño coro, siendo el coadjutor de dicha parroquia.

«Marisina, me decía, tienes que apuntarte al coro, que voy a hacer en tu parroquia», fue por los años 60, yo era muy pequeña, y no me dejaron ir, pero donde sí me apunté fue a la Capilla Clásica, hermoso proyecto que fundó en los años 70, y que por desgracia ha dejado de existir.

Te estoy viendo, manejando el viejo órgano de la Catedral sacándole sonidos imposibles que ya no existen, por la desidia de «la autoridad competente», ya que se podía haber aprovechado para San Marcos u otra iglesia, de la diócesis.

Este León ‘cainita’, que no cuida a su gente de talento, te empujó a marcharte a Alemania primero, a la capital del reino después, ejerciendo de director del coro nacional, profesor del conservatorio y otras responsabilidades y, por último, a la capital del Principado, donde creo que permaneciste hasta el final de tus días.

Siempre has dejado tu impronta de gran maestro por donde has ejercido. León te rinde homenaje esta noche en tu Catedral, donde pasaste tantos años de tu juventud, donde tuviste tantas alegrías y también sinsabores.

¡Temblaba la Pulcra leonina cuando tú interpretabas tu integral de Bach!

Pequeño de estatura, pero grande de talento y genio, llenabas todo el espacio catedralicio y daba gusto verte dirigir nuestra ‘Capilla Clásica’.

Eras de trato directo y cordial pero no te tomaba nadie el pelo y León se te quedó pequeño, y aunque me consta que lo querías con toda tu alma, lo criticabas y añorabas a la vez.

Te encontré un día en Eras de Renueva, contemplando el conjunto del Hostal de San Marcos, el edificio de la Junta, y el Auditorio de León, y llorabas de emoción, viendo el ‘nuevo León’, como tú decías. Solo con ver la expresión de tu cara se notaba en ella tu amor por esta tierra.

Esta tierra que necesita muchos genios como tú, aunque luego los olvide.

Fuiste el fundador del Festival de Órgano, que gracias a Dios tuvo una continuidad extraordinaria.

Hoy tu recuerdo y tu espíritu aletea entre las vidrieras de nuestra catedral.

Gracias ADOLFO, por ser como eras.

No te vayas nunca, que tu espíritu emprendedor quede prendido entre las gárgolas y los pináculos de esta joya leonina, y nos des tu fuerza y tu espíritu crítico e inconformista para encarar los retos que le espera a esteLeón nuestro lleno de posibilidades, y cuyo nombre quieren borrar del mapa.
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