Ademar 34 - Valladolid 31: 'Manolo sacó una ardilla de la chistera'

El entrenador leonés sacó al extremo Jaime Fernández de central e incluso lateral con excelente resultado en un partido en el que el Ademar siempre fue por delante

Fulgencio Fernández
20/09/2019
 Actualizado a 20/09/2019
Feutchmann es agarrado por la defensa del Valladolid cuando se dispone a lanzar. | MAURICIO PEÑA
Feutchmann es agarrado por la defensa del Valladolid cuando se dispone a lanzar. | MAURICIO PEÑA
Hay grandes clásicos a los que no se atreve a cuestionar ni dios. Lo que se dice en Amanece que no es poco es palabra sagrada para los mortales de andar por casa y reírse a cualquier descuido de los señores serios. Iban Ciges y Resines, padre e hijo en realidad, en la Vespa con Sidecar y ya sabéis la frase cuando piden pensión y sólo hay una cama para los dos. La coge pero...- ¿Me respetarás?;_dice padre Ciges.- Hombre, que eres mi padre.- Ya, pero un hombre en la cama es un hombre en la cama.Pues eso. En el Palacio de los Deportes algunos hacían como que no lo era, pero Ciges desde arriba estaría diciendo: «Ya, ya, pero un derbi con Pucela es un derbi con Pucela». Por buenas palabras que haya, al margen de la tontuna de algún concejal castellano que se levantó un día y no le dijeron en casa lo guapo que estaba callado. Lo único que consiguió es que después del partido nada más que se avistaba a un castellano, antiguo o no, le preguntaran: «¿Entonces dónde está la capital?», mientras el speaker, qué fenómeno, insiste en el Himno, que tampoco es para ponerse así.

También arrancó al partido con Patotski de titular, para ir alternando con Slavic bajo palos en la etapa decisiva Si un derbi no es un derbi, ¿qué significa el puñetazo que le pegó al viento ante el pitido final el cabo Manolo de Valdevimbre? Si un derbi no es un derbi, ¿qué significan los brazos al cielo del capitán Mario de los López de León? Si un derbi no es un derbi, ¿qué significa la sonrisa franca, con perdón, del tirillas Jaime Fernández? Decía el director de las huestes castellanas, en la rueda de prensa, que conociendo de las bajas ademaristas «sabía que Manolo (el de Valdevimbre)_algo iba a intentar». Por eso sonreía Jaime Fernández, porque el invento era precisamente él. Empezó el partido y el Ademar tenía tres extremos en cancha —Mario, Carrillo y Jaime—y  no era un error. Jaime estaba de lateral y unos segundos después de central y en todas partes... cogía el balón con ganas, iba, mandaba, como quien acaba de coger el trofeo del mejor extremo.Y la primera vez que se acercaban los castellanos después de un inicio aplastante del Ademar, Jaime se inventó un pase de espaldas, como si hubiera nacido central de toda la vida, a Marchán, otro que se partió la cara sin torcerla.
Levantó al Palacio. Y lo dejó levantado para todo el partido sin meter un solo gol. Es el ratón de la leyenda, cuando se reunieron los sabios «y los montes parieron un ratón», pero esta vez se reunieron Cadenas y él y parieron la insujetable Ardilla del Bernesga.- Manolo me preguntó que si me veía de central y yo le dije que sí, que había jugado de chaval y que con los jugadores que tengo alrededor... Y se vio. Y tuvo alrededor de todo, quién diría que la tropa andaba diezmada. Primero colocó Cadenas en la puerta al Sospechoso Habitual, Patotski, para disipar dudas y Dimitri arrancó el partido con unas cuantas paradas que pusieron en el luminoso, que dirían los clásicos, un 3-0, un 6-2, un 10-5... Y de vez en cuando salía Slavic como para decir «tengo más en casa».

En la recta final el equipo castellano llegó a ponerse a dos goles pero aparecieron entonces varios ademaristas - Entonces, ¿dónde está la capital?;_insistían los recalcitrantes, pero no faltaba quien cuchicheaba silencio, recordando que en el primer partido de Liga también salieron como cohetes en día de fiestas patronales y todo se torció cuando apareció la falta de efectivos.Pero el Palacio olía a otra cosa. Mario fue martillo pilón desde el extremo o siete metros, Lucin recordó que le habían dicho que se olvidara de que sólo tiene 19 años y lo olvidó;_y Erwin, al que los que aciertan llaman Feutchmann, más que chileno parecía uno de esos jugones argentinos que nunca se ponen nerviosos. Y hablando de argentinos, lo que habrán disfrutado los que hayan querido fijar la imagen y se hayan quedado mirando para las batallas entre Gonzalo Carou y el gigante Robin, que en la camiseta ponía Dourte ¡Qué manera de pelear! que diría Sabina. 

Pero para que los agoreros también tuvieran su minuto de gloriaen la segunda mitad el Valladolid se puso varias veces a tres goles, incluso a dos, con 27 a 25 y paradón de Slavic que precedió a un gol del veterano Lucin; y en el 31-29 apareció Marchán; y Juanjo robó un balón y Mario ejecutó otro siete metros... y camino a la victoria final. El himno oficioso del Ademar, el oficial de León, los abrazos, Perales que se consuela con un «lo intentamos» y Carou que ejerce de argentino: «Y nosotros lo conseguimos». Manolo traga saliva, ¿cómo lo hará con el repente que tiene? y un niño juega con un balón de papeles y la camiseta del Ademar... Las cosas de la capital del balonmano en la Comunidad.
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