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A vueltas con la investidura

26/07/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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A pesar de encontrarnos en la apacible época estival, la actualidad política está más caliente que nunca o, mejor dicho, igual que siempre, con la necesidad de un Gobierno estable y el callejón sin salida a la que nos han llevado por un lado la incapacidad de negociación de los partidos tradicionales y por otro, la incorporación de cada vez más formaciones en el Parlamento.

Se repite la melodía, pero cambia el artista. En esta ocasión es Pedro Sánchez el encargado de intentar formar Gobierno y el que, olvidando su famoso «no, es no», apela al sentido de Estado de las fuerzas moderadas del hemiciclo para que faciliten su investidura.

Pero algo cambia en el estribillo que entona el actual presidente del Gobierno en funciones. La afinidad que tiene hacia los partidos independentistas partidarios de la disolución de España y hacia los neocomunistas que ven en la arruinada Venezuela el modelo a seguir, le da más capacidad de maniobra en sus posibles pactos.

El socio preferente del Partido Socialista son los comunistas bolivarianos de Podemos, que ven en esta ocasión, la última oportunidad para que sus líderes puedan acaparar carteras ministeriales y poder garantizar el pago de las hipotecas de sus nuevas acomodadas vidas. Sorprende sobremanera que, finalmente Iglesias haya rechazado la oferta socialista, solo explicable por el despecho de haber sido vetado personalmente.

Pero, mira por dónde, Pedro Sánchez ve a Podemos como su socio preferente y a la vez como su mayor enemigo, por lo que juega al desgaste de la formación morada con la certeza de que, si finalmente hay una repetición de elecciones, los de Pablo Iglesias igual quedan en la mitad de diputados en su senda hacia la extinción.

Lo que hemos vivido estas últimas semanas de conversaciones y mesas de negociaciones, ha sido todo un teatro. Una puesta en escena para escenificar un talante dialogante del que se quiere ungir Pedro Sánchez.

La votación fallida de ayer era un plato de lentejas para los podemitas, «si quieres las comes y si no, las dejas». Ya estaba la partitura escrita.

Ahora nos enfrentamos a distintas encrucijadas. Por un lado, desde Podemos tendrán 2 meses para decidir si diluirse claudicando y apoyando sin condiciones a Pedro Sánchez o enfrentarse a unas nuevas elecciones catastróficas para ellos.

Por otro lado, en España, en la que parece que no piensan, nos enfrentamos a un Gobierno débil, incierto y con más que sospechosos apoyos, o unas nuevas elecciones con grandes citas sobre la mesa como la desaceleración económica, la próxima sentencia del Supremo a los secesionistas o la gestión de un posible Brexit sin acuerdo.
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